El cuerpo y el alma andan juntos. Hay pruebas de ello. A la mañana, cuando despertamos con el cuerpo dolorido, hemos tenido pesadillas, casi siempre, aunque no las recordemos. Otras veces, me dijo una mujer, nos sentimos angustiados, tristes, y los huesos se quejan amargamente. ¿Hace falta un manual médico o psicológico, que clasifique y mensure estas comprobaciones? ¿O una nueva Biblia que las parafrasee? Así habló mi amigo, el guardagujas de Zapotlán, con una cataplasma en la espalda y una pierna enyesada, mientras velaba un duelo extraño, la muerte de la calandria vespertina que vivía en un ciprés de su otro amigo, el publicista de Lisboa, que fuma, fuma y fuma sentado en el umbral.
Del libro “Registros de hora prima” de
RAÚL ORLANDO ARTOLA -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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