Permitid que me presente, amigo mío:
Soy un pequeño insecto, un hemíptero
anualmente te visito y comparto contigo
desde marzo hasta el final del estío;
es mi mundo ese portento vegetal
un árbol de bonga en mi ciudad,
que generoso es mi cuna, mi tálamo y mi fuente de comida;
él es mi cosmos, mi espacio sideral.
Por más de un siglo mis antepasados han medrado en él
año tras año sin faltar;
soy el preludio de lluvias en primavera tropical,
si me ves, comienza a preparar
la tierra labrantía o forestal.
Si por los pisos hoy me observáis deambular,
encadenados cual bicéfalo y quimérico animal,
¡por Dios, no me temáis!
¡un ángel no podría ser mas inocente!
un irresistible frenesí afectivo,
una dulce fragancia a feromonas,
me llama a reunirme en multitudes
¡Que gran fiesta que hacemos este marzo!
¡Al fin se inicia la boda grupal!
y nos aparejamos en un hedónico abrazo
y me veréis por siempre enamorados
hasta cuando la luna cambie
asegurando la perpetuidad de nuestra especie
en el infinito túnel de los tiempos.
Y seré la envidia de los amantes más ardientes;
si soy macho, es mi entrega total
a mi amada, ¡que insensata!
que hasta renuncio al mando de mis patas
y es ella quien me arrastra
adonde quiera y cuando quiera.
¡Tened cuidado! no trunquéis mi destino,
si descuidado me pisáis, cual si fuera una alimaña;
¡dejadme soñar con ser del cielo un serafín!
bien que soy un animal, un discreto ejemplar,
que espera al menos tu compasión y tu bondad;
acordaos que sois la Ambiental Autoridad
respetad mi rol en la cadena natural
amigo, os ruego: ¡Dejadme vivir!
¡No me piséis como a un bicho!
ABEL RIVERA GARCÍA
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