viernes, 29 de julio de 2016

LA TRAVESURA


Pensar que ríe de la gente,
sin algún motivo aparente,
es pensar que la niña desvaría…

La realidad es que la niña,
no ríe nada más porque sí,
o sin razón que a su risa sustente.

Ella juega a no saber qué causan
sus líneas y figuras festivas
en la mirada de los hombres.

Inocente no es, perversa tampoco,
simplemente es una niña traviesa.
Se parece a una muñeca.

Es estatua de carne,
servida a la mesa,
la que degustan las miradas perversas.

Sabe que provoca la niña,
que por traviesa a ella la encierran,
en clichés de casquivana y coqueta.

Se arropa con piezas pequeñas,
de las que brotan curvas voluptuosas,
nalgas, senos y ojos redondos.

Ella solo es una niña, una niñita traviesa.

GILDARDO CARRIÓN

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