domingo, 27 de septiembre de 2015

EL SIGNO QUE SE FUE Y NO VINO


Rajo las palabras para buscarte
bajo la coma que sigue rumiando el aire,
el olor del hollín destroza las venas,
la mujer de agua se ahoga en su lágrima.

En el punto y seguido se balancea
un alma de pájaro que ya no vuela.

Un verso sin dueño sale al encuentro
de un sillín moribundo,
que en la tercera vuelta de la escalera
perdió los tacones y hasta las medias.

Descarada luna
que en el bar de enfrente
se toma de un trago
dos puntos seguidos,
pestilentes.

Suenan las notas
de un suicidio colectivo
de una noche silente.

Rafi Guerra

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