miércoles, 31 de diciembre de 2014

RECUÉRDAME TRAS EL ALFEIZAR


Un atolón, un embarcadero, unas velas y tu cuerpo
Unas aguas mecidas por brisa lenta
Un tiempo de letargo tras la escama seca de mi costado
Unos latigazos de miembros fantasmas, que bailaban con mis miembros inferiores, cruelmente
Una vida destrozada por el quebrado de unos huesos bañados en etanol, caballo y trotes en la tormenta
Una falsa ilusión, una realidad gélida y una nueva oportunidad
Retruque de melodías en unas teclas marcadas por las letras
Un escondite de sonidos difusos y silencios hirientes
El melódico duduk nos enseña a sorber el hilo de vivencia que arrastra el crepúsculo que acontece al sueño,
Esperando el rejuvenecedor nacimiento, de otro día, de otra vida, lejos de aquella, mas vida. Un alfeizar cargado de sonido nos separa en las teclas de nuestro hacedor de historias. Recuérdame. Ya las velas se plegaron, tras el alfeizar.

Del libro El Último Viaje de Zaratustra de Santiago Pablo Romero

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