jueves, 30 de enero de 2014

LA OTRA ORILLA


Mi abuela era feliz y hablaba con
Dios.

Decía que él habitaba en su patio.

Pero desde aquella tarde
no le dirigió la palabra,
nunca entendió eso de arrebatarle
al hijo.

Enmudeció
mucho antes de cruzar a la otra
orilla.

Del libro TERRESTRE de GUSTAVO TISOCCO
Publicado en la revista deliteraturayalgomas

 

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