lunes, 30 de diciembre de 2013

RESURRECCIÓN


Era árbol que destaca en la penumbra,
a la espera paciente del destino,
el que un día olvidaba florecer.
De su seco ramaje en el olvido
los pájaros dejaron la nidada,
y marcharon ligeros a otros predios
para no regresar.
Fuí aquel que crecía firme y bravo
dormido en la ladera de los cierzos
esperando paciente su futuro,
soñando aquel mañana imaginado
que la sabia me vino a prometer.
Aquel que rescatado de las sombras
dividía mi cuerpo profanado
las manos del experto leñador
siendo pasto de la ira, que las llamas
vinieron a borrar.
Un perfil conformado de contornos,
un tronco que la gubia despiadada
dispuso darle vida
al sueño de un poeta.
Recibí las caricias del artista,
navegué por su mente enfebrecida
sometido al vaivén de los impulsos;
vibré con imprecisos pensamientos
y vine a darle vida
a un ser imaginario.

Me atribuyen milagros que no hago,
me agradecen mercedes concedidas.
Me confiesan pecados peregrinos
mientras hacen propósitos de enmienda.
Van pasando los años y los siglos
conociendo del hombre sus carencias;
conozco sus pesares y alegrías
sabiendo la razón de su delirio
Sigo sobre la peana de alabastro
recordando los tiempos que adornaba,
con el verde rumor que lleva el viento,
en la umbría del bosque.

José Calderon Carmona (Jienense en Sevilla)
Publicado en la revistas Aldaba 17

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