domingo, 30 de junio de 2013

EL DOLOR

¿Puedo hablar sobre el dolor?​
¿Puedo, me dejan, hablar del mío,​
dolor de mundo?​
El miedo,​
¿no se hace terror en el que mira​
y se aleja trasnformándolo en suyo?.​
El mundo es un lugar de muerte y frío​
y no valen las metáforas, !ahh¡, sí,​
no valen más,​
festejadores de la espuma​
y el carnaval en orden.​
Se esfumaron las calesitas porque alguien​
las prohibió,​
¡ahh!, sí, sí, las prohibieron cuando Jesús​
se mareó y vomitó sangre y escupió por el costado​
la sortija del perverso calesitero.​
¡Por Dios!, dónde estabas entonces​
cuando mi cara de espanto, esa, la que en la calle​
aleja a la gente;​
duraznos y peras en maceración​
un par de plumas idénticas a la noche.​
Mi sueño es el del sin rostro​
siempre ahí, inmóvil, paciente​
con todo el horror del mundo en sus facciones​
blancas espesas como la bruma​
indefinidas y por siempre blancas.​
Pero, ¡Dios!, yo estoy rojo y azul,​
me observo y examino como un forense alcoholizado,​
y me despierto sin dormir aún​
y ¡ahh!, soy rojo otra vez,​
soy dolor atrapado entre cinismos​
porque ¿me dejan hablar de mi dolor?​
¿puedo, entre tanta muerte,​
mientras Jesús sigue escupiendo sangre​
desde la calesita que gira y lo clava todavía​
con goce mayor y centrífugo?.​
Qué es mi dolor sino el mundo,​
la calesita, el color rojo, Jesús escupiendo​
las pocas espinas que le dejaron, la vigilia,​
los vecinos inquisidores​
la gorda que mide, día a día, mi cuerda,​
las sombras sin rostro​
espesas brumas frías​
galería inútil de bronces​
medallas​
mitos​
murallas​
y medallones de menta.​
¡Ahh, soy el Dios de las cenizas​
y las piedras oscuras !​
El mundo es un dolor como el mío,​
un dolor así​
tan antigüo como el egoísmo de las momias.​
¡ Brindemos !. ¡ Ahh, sí !,​
y escupamos entonces tranquilos al cielo.

Conrado Yasenza
Publicado en la revista Molino Rojo y Fernet

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