viernes, 29 de marzo de 2013

¿QUÉ NOMBRE LE PONDRÍAS A ESTA PENA?


En tus ojos apagados, aún hay luz,
en tu sonrisa, cual máscara de llanto, existe aún picardía,
en tus manos frágiles, aún hay melodía,
en tus pies, cansados y fatigados, aún hay kilómetros,
en tus labios secos, aún se oculta una palabra inspiradora,
en tu alma, aun quedan aventuras y pasiones,
en tu corazón, cual hermoso capullo de alelí, que en su bondad se sumerge, aún
hay fe de amor por los tuyos, aunque no sean tan propios,
en tu dulce y cálido ser, aún brilla, lo sé perdida en el, la esperanza, la hermosura,
la constancia y el sueño irreal…

Porque tú eres esa fuera creadora y atrayente, que conquista sin cesar almas y
corazones perdidos, caminante incansable, amante de sonrisas, creador,
admirable hombre, verdadero hombre que enseña con el mirar, inspirador y fugaz
rey de paz.
La primavera, el amanecer, la bella rosa, el fruto, la belleza coloquial de un amor y
los excitantes atardeceres, no han de comprarse, en lo más leve y vil, con el
encanto y belleza indescriptible de tu sonrisa… De tu majestuoso ser.

Soñar no cuesta nada… Tan solo la vida misma.

Quienes en su erróneo desengaño y abandono, te han robado una lágrima,
quienes vanos, no creyeron en ti,
quienes no supieron valorar aquel corazón de cristal,
quienes, perdidos, vacíos y frágiles te quebraron el alma
algún mañana, lo digo con el corazón, arrepentidos y con un dolor mortal, sabrán
la gran pérdida del ser más sublime. Habrán algunos, que la ausencia no les
llegue, ni el pequeño recuerdo, pues su inexistencia sentimental los acogió hace
ya mucho.

El tiempo es el. Nadie más.

Hoy, decide sonreír cual día de amor,
hoy, ama sin medida,
hoy, cree en ti, más que en la ilusión,
hoy, juega con la vida, con sus golpes, como en aquellos días de antaño, en los
cuales las melancolías eran desconocidas, y la felicidad era constante,
hoy, camina, solo, por las calles, en los suburbios, encuéntrate a ti mismo, y a tus
respuestas atrapadas,
hoy, haz que tu risa retumbe en la piel,
hoy, conviértete en atrapa-sueños.
(Hoy, mañana, en un año, o en tres tal vez, porque el tiempo siempre es,
descubrirás cientos, miles y millares de verdades ocultas en desconocidos, porque
la vida te sorprenderá, te apuesto la mía, tan triste y engañosa).

¿Qué mejor terapia que el silencio?

Tal vez la vida es amor y odio,
o belleza y espanto,
o sueño y pesadilla,
o alelí y flor marchita.
Tú decides que es.
La más grande alegría es la conquista de un sueño… Imposible al mirar ajeno.
Y si la pena es por un amor,
no lo era, porque amor no es pena,
enamorarás a quien lo merezca y tenga el honor,
vivirás a su lado en velos de caricias,
secará tus lágrimas con besos,
sanará una a una las heridas pasadas, las huellas que creíste imborrables.
Y sabrás, cuando sea el momento de volver a creer y amar a quien velará por tu
felicidad.

La soledad es inmortalidad del alma.

¿Cuántas veces te caíste?
¿Cuántas lágrimas brotaron débiles de tus ojos?
¿Cuántos pedazos de corazón dejaste en cada camino?
¿Cuántos sueños abandonaste?
¿Cuántos besos dejaste de robar?
¿Cuántas ilusiones rotas?
Y ¿Cuántos retos vencidos?
¿Cuántos amores apasionados?
¿Cuántas penas olvidadas?
¿Cuántos sueños cumplidos?

Sabrás que has llegado más lejos que cualquier otro… Que aquel que creíste
vencido.

Pero, ¿Quién soy yo, alma mortal, para escribirte?

¿Quién soy para tener el excitante placer de recordarte en letras?
¿Quién soy para darte en cada letra esperanza?
¿Quién soy, pérdida, para escribirte un par de versos que como fin último tienen la
ilusión de robarte en realidades y sueños una sonrisa y una remembranza?
No soy nadie, ni nunca lo seré. Jamás fui. Jamás seré.

¿Basta decir lo ya nombrado?
¿O será el tiempo, caprichoso cual niño radiante, el qué deba hablar por mí?
Dejemos que el tiempo nos robe la calma.
Y si te escribo es porque lo hago con la vida. Y más que ella.
¿Quién, jamás mi ser, pensó que una melodía podría envolver?
¿Quién pensaría, que aquel personaje y aquel experimento serían una constante
preocupación en mí?

Gracias eternas, no contadas, porque el regalo de una sonrisa vale oro. Es riqueza
inimaginable.

Busco, nada más, robar una sonrisa, y quizá alegrías futuras,
alegrar esa vida,
devolver un poco de vida perdida,
porque no soy, espero ser… Espero ser.
Siempre que exista esa sonrisa, esa radiante y luminosa sonrisa, habrá poesía.
Habrán versos. Habrá lírica e inspiración. De mi parte siempre, siempre.

El error es sabiduría. Es existencia.

Vale mucho tu mirar, para que caris bajo te apagues.
Es riqueza tu corazón, para que desperdiciado en dolor palpite.
Valeroso ser, para que oculte el sol en llanto.
Inmortal legado, para que te aflijas.

Lo único que pido, y anhelo sea cumplido, es que éstas letras jamás sean
borradas, especialmente de tu memoria, de tu recuerdo.
Daría mi vida (y lo estoy haciendo entre dolores) por tener el privilegio de robarte
sonrisas. O recuerdos. O una esperanza para volver a creer y ver el amanecer,
más bello de lo que es.

Y pido a la vida, aún no sé si al destino, que cuando te aflijas, o el dolor trate en
actos viles, penetrar tu ser, recuerdes mis letras, no a mí, porque yo no las escribí,
aunque conscientemente, sé que nada me alegraría más… Recuérdalas a ellas,
que dan un poco de esperanza futura, para que te roben un suspiro de vida.

Recuerda éstas letras, escritas con tinta indeleble, sobre una hoja del alma, que
solo buscaron, en un intento fallido tal vez, llevarte al éxtasis de la vida, para ver
su color rosa, su rosa roja, su rojo amor, su amor fugaz, esa fugaz de la estrella,
esa estrella que roba deseos, esos deseos del alma, alma inmortal.

Escrito con las manos del alma, a aquel soñador incansable.

Ginna Vanessa Pérez Noguera -Colombia-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones 56

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