viernes, 29 de marzo de 2013

CUANDO NADA NOS QUEDA


Si se destierran todas las candelas
y ya nada perfila sus espaldas ni invade los geranios ni se yerguen en áridos cortejos polvorientos sus manojitos de vergüenza pulcra;
cuando se agosta como un tallo breve,como una hoja de roble avasallada por los exhaustos dedos del otoño (entre espacios de tiestos invadidos) esa esquirla de pena diminuta;
cuando nada nos queda, salvo el odio, salvo el presentimiento de sabernos jirones de memorias malheridas, esencia de rocío a la intemperie bajo azules tristezas vagabundas
es preciso asumir, desde la urgencia, la longitud estricta de los sueños
e interpretar al fin, sin atenuantes, la sonata de credos inmortales que autoriza la noche en tu cintura.
Porque aunque uno remiende soledades, zurza cada promesa desprolija, cercene las hilachas del engaño, hilvane sus alforzas a la muerte y pegue los botones a la angustia,
se empeña en resurgir, en darse al viento como una golondrina confundida,
entregando distancias a la tarde en busca de recuerdos capistranos cuando se acerca marzo y su estatura.
Porque aunque uno se hastíe del silencio y quiera andar las sendas del olvido
insiste, siempre, en génesis de yemas, en maniatar las voces de la infamia, en desceñir famélicas liturgias.
Entonces sí,
empuñar supervivencias sin convenios o fríos formularios que no admitan errores tipográficos, otrosidigo, enmienda o tachadura
y aferrarse a la vida con los dientes, con la sangre escarpada,con las uñas.

Del libro A espaldas del silencio de NORMA SEGADES-MANÍAS
Publicado en la Editorial Alebrijes

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