sábado, 30 de marzo de 2013

CAMBIANDO


Quemó su dietario, salió a la calle con una bolsa repleta y se dijo: «me propongo ser feliz». En la esquina le lanzó un billete al vagabundo, dos manzanas después pagó, sin esperar a recibirlos, tres tiras de cupones al muchacho de la ONCE. Extrajo los recuerdos de la infancia en el parque y los depositó entre los columpios. En sus bancos cerca de la fuente, depositó su boina zamorana y un cucurucho de maíz. En lo alto del puente lanzó comida envasada, su cubertería de plata y todas sus esperanzas. La casa de beneficencia recibió una chequera firmada y su abrigo. Así de esta forma, recorrió toda la ciudad, trufando sus rincones con sus mejores propósitos y presentes hasta que llegó al juzgado, donde le esperaban para conducirlo a la cárcel, eso sí, con buen ánimo.

NICOLÁS JARQUE 
Publicado en el blog escribenicolasjarque

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