lunes, 31 de diciembre de 2012

ADIÓS 2012

2012 ha sido para este blog una año muy intenso, (8.092 entradas), en el que he difundido pomas, relatos, cuentos, recitales, publicaciones, actividades, artículos, citas, de escritores de aquí y de allí y por supuesto algo mío.
Espero seguir en el empeño en el 2013, que para los españoles se promete duro y difícil porque se trabajará más (quien tenga trabajo) y se ganará menos.
Esperando siempre vuestras colaboraciones y opiniones hasta el 2013

JOSÉ LUIS RUBIO

CUANDO SUENA EL TIMBRE

Cuando suena el timbre
me rebelo contra el sonido
y busco de nuevo el silencio
porque necesito oírme interiormente
y saber adonde van las aguas
que recorren mi pensamiento
en esos momentos de pausa
cuando se pierde el sentido,
ignoramos quienes somos
y qué nos espera más allá
del tiempo que acabará
absorbiéndonos plenamente.

Cuando vuelva a sonar el timbre
algo conoceré que al primer toque
desconocía y me dejaré dominar
por el sonido que sube desde la calle
olvidando que no hay estrella eterna
y que toda luz acaba apagándose.

JOSÉ LUIS RUBIO

NOCHE DE AUTOS


Apaguemos la luz y que no llamen
a los antidisturbios.
Esta noche aullaremos un idioma
que envidiarán los gatos.
Las farolas acallarán sus voces
saliendo de puntillas;
el concierto será a puerta cerrada,
contengan los aplausos.
Apaguemos la luz y convoquemos
al mismo Belcebú;
un sapo se derrite en el caldero.
Prefiero no ser tú.

ANABEL CARIDE
Publicado en el blog anabel-nanasparahombresgrises

LA DEVORADORA DE HOMBRES


Ella escoge a sus víctimas en una discoteca del conurbano. Los atrae con un perfume dulce que les hace perder el juicio y enseguida los invita a conocer su casa. Allí disfruta del sabor de sus besos desmedidos, del roce con sus pieles transpiradas, de la tibieza de los fluidos y los resuellos sobre la almohada. Para el final, siempre tiene listo un champagne frío en la cocina, y un pozo abierto en el jardín del fondo del tamaño suficiente para sepultar sus huesos.

MARTÍN GARDELLA
Publicado en el blog ellivingsintiempo

LA JINETERA


Este poema es una cruda sátira que describe los extremos de degradación a que el régimen castrista ha llevado a miles de jóvenes cubanas, para poder asegurar su sobrevivencia y en ocasiones las de sus familias. Muchas de ellas educadas, otras desde temprana edad, supliendo el comercio carnal de un turismo depravado que las lleva a la prostitución con extranjeros.

Joven, fugaz, jinetera…
Venciste con tus caderas
conquistaste con tus nalgas
suaves, duras, sandungueras.
 
La perspicacia es tu estilo,
el realismo tu culto, tu empresa.
Con todo lo que Natura
te dotó en amplias metas
logras salir día a día,
al jineteo en las aceras.

No te consideras víctima,
eres rápida y coqueta.
Aceptaste la revancha,
en temprana pubescencia
cuando tus senos en punta,
apuntaban como estrellas...
y supiste que no había nada
para aliviar tu pobreza.

Joven, fugaz, jinetera…

El Comandante senil
ignoró tus mudas replicas...
Los compañeros ineptos
no salen a tu defensa...
De tus padres, el recuento
de los años se refleja,
en una lata vacía
de coca-cola, que se sienta,
en solitaria repisa
para que todos la vean.

Sólo los Yumas te dan,
te piden, te usan, te encuentran.
A cada paso que das
saben que siempre estás cerca;
y babosos te ofrecen
lo que tienen en reserva
para así verter de lleno
su tumulto entre tus piernas.

Joven, curtida, jinetera...

Tienes ya multi-cultura...
En tu seno se recuestan
el italiano, español,
el mexicano, el de Grecia.
Conoces su idiosincrasia,
hasta en la ropa que llevan
y le sacas los pellejos
de carteras semi-abiertas.

No ambicionas mucho
no conoces los lujos
ni las riquezas;
comerte un pollo quizás
estrenar las medias negras,
y mandarles cuatro pesos
a tus viejos, y a tus nueras.

Joven, fugaz, jinetera…
Meretriz de chance, de época...

Que te juzguen, no te importa
simplemente, no te interesa.
Que no le haces daño a nadie
ni vas a cumplir condena
por el adagio que dice:
–“Que es la profesión más vieja”–
y tal así que ni la Biblia
abiertamente condena.

Y tú usas tus atributos
con buena armadura puesta.
La de tu sexto sentido
que a sobrevivir te lleva.
¡Que no critiquen! ¡Que no lloren!
¡Que no vuelvan la cabeza
cuando tu figura erguida
dobla una esquina habanera!

ADA BEZOS CASTILLA -Cuba-
Publicado en el blog cubaenverso

TOCO EL VACÍO


ESCRIBO acerca de la muerte
Estoy muerta pero en vida
Estoy tendida en el piso desangrándome

Cantaré la canción de los condenados.
Quisiera verte, solo verte
Volverme invisible y curarte por medio de poesía

Aúllo,
me estoy muriendo,
aúllo.

JESSICA PIEDRAS -México-
Publicado en el blog misspietre

RÍO BERMEJO


(A Villa Bermejo CHACO)

Marginando al Chaco se levanta
como una luz verde entre la selva,
la voz de un río que amanece al norte,
en un abrazo de piedras.
Verde cabellera de profunda veta
enredada como un grito en lontananzas...
cruzando al Chaco te asemejas
a un jinete antiguo,
hecho indio, hecho lanza.

Porque sentí el pulso de tu monte
colmado de perfumes y charatas,
y escuché el rumor de camalotes
danzando primaveras a tu paso...
Podría dormir, como una hoja desprendida
en los leños que acunan tus remansos
o destinada a la noche como un grillo,
de tus húmedas arenas peregrino.

¡Oh! río que conocí cuando mi vida
la infancia era un mundo fugitivo,
y hoy te pueblas con muros y ventanas
que derrotan las techumbres de tus nidos.

Deja que llegue mi mensaje
y que pinte como el sol en tus orillas
las doradas ramas de las tuscas,
y los rojos cardos de tu selva umbría.

Ada Hilda Orsingher
Publicado en el blog poetasclamor


TE JURO QUE TE AMARÉ


Te juro que te amaré a pesar del mutis- murmullo que columpia en esta casa, donde los fantasmas tiritan de miedo. Te amaré a pesar de las distancias, del frío, de la elipsis del vino que no llena mi cuerpo copa rucia en desuso. A pesar de la sequía de tus besos, de los pleitos y las disonancias. A pesar del ruido del adiós, yo te amaré… Te juro que te amaré hasta el cansancio de mis huesos, de mi piel, de mis ojos, de mis pinceladas lunáticas. Aunque desentonemos en todo, aunque nunca se afinen nuestras voces, yo te amaré. Y te volveré amar en cada suspiro, en cada trazo acrílico de mi memoria. Y a pesar de la amargura yo te amaré como el primer día y el último… Con lo dulce emparedado con lo amargo, entre lágrimas y risas, entre susurros y silencios, óleos y versos, café y cosmologías. A pesar de tus cadenas, a pesar de la mirada ausente, a pesar de que esta llama que no cesa de arder se extinga… yo te amaré. Yo te amaré aunque no recuerde tu rostro… aunque divague en mil ficciones y me evada. Aunque te olvides de mí, aunque me olvide de ti… yo te amaré. Te juro que te amaré.

Elizabeth Quezada
Publicado en el blog lunadesalymiel

LOS TILOS


¡Te amo tanto! ¿Recuerdas
cuando bajo los tilos distraído
el aire sonreía entre las cuerdas
del columpio? Tu cuerpo suspendido
leve y dulce, balanceaba grácil
las hojas en su rama.

Sí... me olías a hierba y a retama
y a fresas y a pomelo
y en tu mirar, un cielo
tal claro como frágil,
risueño lanceaba.

Gira, gira, gira...ba;
giraba en un momento
el mundo y tú y yo -herido-,en ese viento
azul de tus pestañas.

¡Te amo tanto! ¡Qué extrañas
son las cosas! ¡Qué extrañas!

Carmen Sanjuán
Publicado en el blog cotodesomnis

AFONÍA DEL ALMA


Tengo un grito parado en el pecho
mamando angustias
temblando de rabia
un grito encerrado en mi dolor
a punto de enloquecer.

Mabel Escribano Usero 
Publicado en el blog poemaentremujeres

HOMENAJE A MATILDE ESPINOSA


En los tiempos
del espacio en el olvido,
hallo encuentro de palabras,
sonetos y  poemas,
maternales sombras de un adiós.

Simplemente fuiste guía
de una voz agazapada.

Estar de nuevo en el halo
de tu ventana occidental,
mirando la sabana,
arriba en el monte de los versos,
tu palacio de cristal.

Solamente fui guiño de tus ojos,
niña de luz acallada, fugaz sonrisa alejada.

Vuelvo a ti sin tu presencia,
vuelo  a tus estantes
limando mis manos
sobre el lomo del libro...
éste,  que jamás llego a tus ojos.

Soy voz de la angostura de un río apaciguado,
que revierte sobre mares de atlantes pacíficos.

Allí donde estés ,
verás el hilo tejido de los versos,
las plumas libertarias,
hija de la hija de la guerra,
vestida de metralla de la vida
con banderas, sin fronteras.

Cabe en ti la estrecha saga de mi sangre
combinada de matices y colores.

Traigo versos cruzados con la ciencia,
traigo ramos de palabras con sus lazos,
continentes contenidos en mis versos,
amoldando cada instante en mis espacios.

Ante todo creciste en mi como maestra,
como ola de temblor y distancia.

Quizás en el encuentro de los tiempos,
nos hallemos  para vernos y escucharnos,
y comprendas que la hija del silencio,
también tiene tinta de tu tinta en sus venas.

Ivonne Sánchez Barea
Publicado en el blog vateyarte

NO PUDO SER (A ti, claro)


Como siempre, Fin sin Principio...
Me parece que alguna vez
fuimos realmente felices,
aunque ahora sólo me quedan
recuerdos y dolor menstrual.

Incluso soñamos un hijo
que sentí crecer plenamente
dentro de mis entrañas.
Tal vez, era sólo ilusión,
pero aun así, era nuestra.

Pasaré mala noche...
Y vendrán noches peores,
porque hoy que me he partido
en dos, entre amarte y serte fiel.
La balanza me la ha jugado.

Yo tengo vetada la Felicidad,
pero no puedo, ni debo, ni quiero
arrastrarte conmigo hasta aquí.
Prefiero hacer este sacrificio
sin sangre, a pesar de censurarme.

No mires atrás para nada.
Sigue el Camino Izquierdo,
siempre, siempre a la Izquierda.
Y aunque me oigas gritar,
no vuelvas jamás la cabeza.

Lucía de Fraga.
Publicado en el blog luciafraga

CARTA (VI)


Lisboa. Enero. Un año que comienza
bajo un signo de crisis logarítmica.

Vengo a contarte
las esperas en todos los andenes
y horizontes que nunca se acercaban
con tu nombre en la cresta.

Porque hay cosas de ti que aún no sé,
voy por tu piel escrita palmo a palmo
por encontrarte al filo de las sombras
enmarañado en versos.

Es medianoche en todos mis relojes.

Mientras suenan las doce en las ausencias
la Cenicienta urbana que me habita,
con jeans, Marlboro y garras sin barniz
pierde el zapato al borde de tu abismo.

Porque hay cosas de mí que aún no sabes
no entretejo gemidos, sólo trato
de engendrar esta carta por decirte
que preciso rasgar alguna seda,
un folio escrito o en blanco,
unos años de más y otros de menos,
viejas memorias, síntesis futuras,
el pañuelo, la alfombra, mi vestido,
cualquier cosa que cruja al deshacerse,
que grite, vocifere, gima, llore.
Necesito rasgar hondos pretéritos.

Es medianoche en punto en los colmillos
con que muerdo las horas.
Porque hay cosas de ti que aún no sé.
Porque hay cosas de mí que aún no sabes.

TANIA ALEGRÍA
Publicado en el blog navegandoespejos

INCARNARE


Encarnados labios
cuyos besos llevan
el sabor de la mentira
desconocen
que dejaron en la ignominia
unos ojos furiosos
que han olvidado la piedad.

Nadie les dijo que había otro camino
solo veían el sendero
de unos indolentes
labios encarnados
que victimaron su alegría.

Encarnados labios
que ignoraron borrar
el arco iris que cargaba consigo
la lluvia
de un amanecer distante
pero placentero
que traía sobre si la luz del sol
a estos viejos cielos.

Encarnados labios
pasaron por alto un detalle
Con tantos astros luminosos...
¿Quien necesita de su misera linterna?

Lucy Veras
Publicado en el blog mi-pagina-blanco

LA CASA QUE ME HUYE


Escapa de mí la dentellada de los ojos

Mañana estaré contigo
correrás con jirones de mi piel en los brazos de la tundra que hemos atravesado
pero aún la ciénaga dirá sus múltiples palabras de grifo abecedárico
Estaré limpiando las suelas de las botas repletas de gusanos
el violento olvido será la ropa muerta
las piernas abandonadas a la presión del orgasmo
ya sin deseos de ser otra cosa que madera en el plátano

La casa que me huye vertical oscura de hongos
con sus puertas despedazadas, sus nunca cerrojos, sus vidrios apagados
objetos silenciosos , cajas que un día fueron música
me cuenta el desorden colérico del piano

Una mujer pequeña me busca en el laberinto de barro
con sus carpetas sombreadas occipitales
radiografía de mi estómago desplaza los trapos que no acuno
ella me mira con una extraña flor que se despide de sus boca
toda llena de labios

Cruel color del lamento que expulsó mis dos brazos
serpientes reptando desde cuevas con orificios de muerte en la madera que invoca
el abandono mercader de la insepulta ave de paso

Hijas mías
adónde vamos?

Dice la mujer pequeña que no ser saludable no es pecado
luego saben que caerá la noche y en la madrugada andaré despierta preguntándome
cuantos dedos aún me quedan en las manos
subiré, bajaré las escaleras con hambre de aire, sacudida por rezos incendiarios

Y si recuerdo el día en que nací desde ustedes?

Un domingo de humedad con ibiscos
otro frío de mayo
No sé, a veces creo en los milagros

Quién mide la estatura de la nieve?
Desde esta triste calle con su grito de raíz que recorre mi cuerpo archipiélago de nadie
la casa que me huye
me ha olvidado.

LAURA MARTÍNEZ CORONEL
Publicado en el blo lauramartinezcoronel



OCHO MARES


para volver a verte
crucé ocho mares sin saber nadar
dejé a mi espalda
los monumentos que me perpetuaban
las fotos de la felicidad añeja
un telar abandonado

los días ya no tenían
el olor rancio de las montañas
ni el dolor puesto a prueba

del otro lado me recibió
una costa silenciosa
otra casa abandonada
tres árboles marchitos
y su sombra en una cruz

y me quedé despierto
esperando que suba la marea
y me lleve hasta otra playa

Del libro “Flora y fauna” de José Luis Visconti -Argentina-
Publicado en el blog aromitorevista

LA PALABRA EXACTA


Somos vida
y medida ilusión en cada sello.
Sé que lo callado nos sostiene
porque el latir del silencio
tiene la palabra exacta
disfrazada de besos.
Catarata fantasmal, en la garganta,
inunda en cada trago nuestro cuerpo,
la palabra exacta
disfrazada de besos,
sello de ilusión medida,
círculo de fuego.

Del libro Piedra, papel o poemas de MARÍA PAULA MUNES RUIZ
Publicado en el blog mariapaulamunesruiz

SI UNA MALA JUGADA DEL TIEMPO


Se sentó sin salir de la cama, se estiró hasta el papel y el bolígrafo abandonados sobre la silla que se hallaba a su lado y escribió:

"Amor mío:
"Soy incapaz de imaginar todo lo que debe separarme hoy de ti, y en realidad de todos. La comercialización del hibernador personal ha supuesto uno de los sucesos más escalofriantes de ¿este siglo?; ¡ay… en realidad no quiero ni pensar lo que se les haya podido ocurrir en el tiempo que sea…! Yo, por mi parte, sólo me dedico a dormir, como puede hacer cualquiera con un trasto como éste. Duermo durante un lapso que determino libremente, perdiendo cada vez más la sensación del tiempo transcurrido, y todo ello sin pesadillas ni molestias de ninguna clase. Seguramente, estaré avanzando hacia la muerte, pero no logro apreciarlo al tratarse apenas de unos minúsculos tramos, obligatorios, que evito hasta donde me lo permite el sistema, y que en todo caso deben aportar un poco más de desgaste que el que se produce mientras duermo, unas miserables décimas de segundo según me explicó en su día el empleado al que se lo compré... En cualquier caso, despierto siempre aquí y con la misma sensación de que nada haya cambiado. Sólo me consta, porque así debería ser según entiendo, que he debido distanciarme de las cosas de manera irremediable, de todo y de todos los que… ¿viven?, ¿duermen?, ¿han desaparecido…? Nada puede ser igual ni parecido a como todavía lo recuerdo.
Sin embargo, el bullicio continua fuera, más allá de las persianas bajadas… ¿Crees tú que pueda querer eso decir algo? No me animo a comprobarlo. Si me levantara y saliera ahora mismo a la calle, sé que no podría reconocer el mundo. Debo suponer que debimos envejecer en proporciones diferentes gracias al invento... siempre y cuando los entusiastas que cayeron como yo en la trampa dilapiden parte de su tiempo por ahí, aceptando jugar el lacerante juego de mostrarse los unos a los otros…
Tú misma, ¿cómo eres hoy mismo, cómo podrás ser cuando leas esta carta, como serás luego… dentro de...? ¡Ay!, ¿cuál será la medida más adecuada del tiempo para expresarlo?, ¿años…?, ¿segundos…?
No obstante, mi mirada interior te rescata joven en la memoria, cruzando desnuda el umbral de la habitación hacia la mesa de la sala donde quedaron los cigarrillos, y se detiene en tus muslos, sobre los que se derrama una cálida luz que, creo recordar, era la del atardecer entrando a través de las hendijas de la persiana de enrollar, una luz que les daba un rosado tenue bajo el que se adivinaba un vello prometedor, ay, que adoraba poder electrizar de nuevo... ¿Ya no es así, lo sigue siendo…? Porque... habrás usado, usas, usarás tú también el hibernador, ¿no es cierto...?"

Se interrumpió. ¿Qué sentido tenía continuar escribiendo una carta; escribir en general, fuese lo que fuese? El deseo de volver al letargo afloraba como la única respuesta; aunque sin duda eso tenía tan poco sentido como todo lo demás. El mundo exterior se había convertido en una pesadilla difícilmente tolerable. Si volvía a dormir para despertarse luego, ¿no volvería a sentir la misma inseguridad, incluso multiplicada; no sería una inutilidad incontestable?
De improviso se imaginó un paisaje en el que, por fin, todos dormirían, salvo quizás durante esos pequeños intervalos que parecían inevitables debidos a las limitaciones de procedimiento… Que ya no quedarían… ¿para qué?, quienes procuraran huir para no llegar de cualquier modo a ningún lado… o ni más ni menos a la reiteración del dilema. Tal vez sólo por pura mecánica, por la mera y ridícula exigencia que se le había incorporado al mecanismo de que se determinara una fecha, tonterías de esas que se incluían en los programas y que ya nadie estaría en condiciones de mejorar.
Lo sorprendente era que fuera, en la calle, continuaba el ajetreo. Por lo visto había gente por allí, vehículos circulando, voces, a veces uno que otro taconeo apresurado, tal vez bajo la lluvia... ¿Habrían decidido algunos abandonar las prácticas de hibernación, tal vez para siempre, abandonarse al desgastante paso normal del tiempo? ¿Se trataría de personas que de tanto en tanto se atrevían a ir más lejos, a salir durante un rato, a ver el mundo unos… no sé… minutos, meses… a mostrarse, a envejecer, a horrorizarse al verse los unos a los otros…?
“¡Ridículo y obsceno!”, magulló, y se dejó caer de espaldas mientras la mano se abría, soltando el papel y el bolígrafo. No pertenecía a la clase de gente capaz de suicidarse, era una pena. Pero volvió a acariciar la vieja idea macabra, una idea plena de ironía salvaje, vivificante; una broma como pocas.
Con notable indolencia, conectó por fin el aparato y fijó como fecha de destino el día, mes y año de su propio nacimiento (eligió ese día como una forma de honrarse ya que cualquier fecha pasada habría resultado igualmente apropiada) y cerró la cubierta de la cápsula sobre su cabeza, que produjo aquel familiar clic del cierre hermético, irreversible porque así se había establecido hasta que la máquina completara el ciclo prefijado. De inmediato comenzó a adormilarse, lo que solía llevar menos de un minuto. Y mientras el proceso de congelación lo iba paralizando, se le ocurrió preguntarse una última cosa, con apenas un atisbo de angustia que se disolvía ya en una placentera borrachera: ¿Y si el tiempo le jugaba una mala pasada? ¿Y si, contra toda lógica, el tiempo siguiera un vaya uno a saber cuán extenso y cuán complejo derrotero circular y, al cabo del futuro del futuro, alcanzase alguna vez la fecha que había introducido, precisamente ese día que suponía “del pasado”, para volver a despertarlo…?

Carlos Suchowolski
Publicado en el blog unabotellallenadeluciernagas

CHAU.


… y nos hicimos un amor última vez,
negando la sórdida pena de los condenados.

        Esto de sentirme sin ganas tal vez sea un problema generacional, pero te aseguro Susana que al ver a mi mujer y los pibes pienso en agradecerte. Al menos si  me atropellan ideas remachadas con alguna frase hecha: ‘existe un ordenamiento superior en todo’ o ‘la vida de cada uno ya está escrita en alguna parte’ son de catecismo- Vos conociste mi encono contra eso porque ‘todavía soy ateo gracias a dios’, según nos repetía el gordo Polino, pero mística aparte esta inseguridad nos aparece al pretender averiguar si uno está con vida y le emergen los por qué y los para qué; terapias de confesionario en unos o de psicoanalista que los exima sin culpa a tanto por consulta. Pero nos conocimos ha mucho y sabrás Susana de la disyuntiva en tipos llenos de vivencia en el discurso que deben pellizcarse a veces por saber si están vivos; y volver a tu recuerdo es mi manera actual de pellizcarme. Porque ese refrán  que mientras uno ame a una mujer o pueda tomarse un vaso de vino, está vigente, ni siquiera son refranes y mi agradecerte hoy a vos me llega cuando las mujeres viven con otro y todas las botellas están vacías. Porque además de añorar aquel tonelero pastoso que tomábamos con Polino y el negro Cuenca en las mesitas de patas chuecas del tano Santo, vos nos acompañabas con un traguito y nosotros recitábamos discursos como si fuéramos Monteagudo o Simón Bolívar. ¿Te acordás Susana? Así que hoy recupero aquel juego donde perder una idea dolía igual a romperse una costilla, - y ni siquiera sería un juego- nosotros discutíamos a Lenin, negábamos a Dios por rescatar a Jesucristo que estaba de nuestro lado, o le exigiríamos a Perón cuando volviera terminar enseguida su tarea; además que si bien Evita muriera en 1952 él debería seguir siendo peronista. Y el negro Cuenca que trabajaba en un editorial y nos traía material, se reía porque Engels para ser mejor filósofo usaba barba, y también cuando a Carlos Marx le corregían sus escritos sus hermanos Groucho y Harpo.

          Un farragoso barullo que ni siquiera divertía, me dijiste otra noche de  escucharnos; Susana con tu pelo negro, tu dientito encimado y luego esa naturalidad en quedar desnuda en mitad del cuarto mirando a ese pibe temeroso de perderme entre tus muslos cálidos. Vos, la primer mujer que instruyera a mi ternura nueva y casi como al pasar, una noche ya fumando un cigarrillo luego de amarnos me reprochaste a media sonrisa por secundar a mis amigos en ser hacedor de frases que no iban a ninguna parte. Algo así me dijiste y nos dormimos abrazados en el cuartito al fondo en casa de mi tía y yo ni pagaba la luz. Vos también lo sabías y me reprochaste alguna noche de dormirnos ahí y al amanecer vos partías al tallercito de tu tía a confeccionar blusas de mujer,  y de ahí yo ligué alguna camisa de medida. Pero entre nosotros no todo era adherirnos dos o tres noches por semana o celarnos por las pibas que yo pretendía instruir sobre la función social de la mujer, si al fin y sin ningún golpe bajo vos me insistías en no ser un desocupado que no jodía a nadie y menos a vos. Si al fin mi discursito de incompatibilidad con el sistema ya lo escuchaste al hablarnos en el ómnibus la primera vez, aunque al decidir volver a vernos me sonreíste con tu espontaneidad fresca y algo me dijiste del asunto ‘trabajar’. Y esa noche al llegar a mi pieza, aquel asombro tuyo del porqué yo no lo hacía, me cargó una pregunta golpeadora del hombro. Algo que escurrí  hojeando los Principios Elementales de Politzer y releyendo varias veces el mismo párrafo, para dormir de madrugada con cierta molestia en las ideas. Porque revisando cuanto sucediera en nuestro debate perpetuo, a fines del sesenta aquella bohemia sin destino contra las ideas viejas ya crujían entre los ecos de opacas represiones con algún conocido torturado por la cana. Así que todos volvimos a dialogar a media voz y mayor miedo en tanto los toques de actitud revulsiva fueron en descarte; una efímera moda que vos ni aprendiste Susana acaso por intuir esa imbécil matanza que nos jodiera a todos.

Pero hoy quisiera decirte sin renglones sensibleros de novelón antiguo, que yo siempre despreciara por jugarla de un líder en ciernes y al dejar de vernos recién me pregunté,  líder de qué.  Si yo ni supe gritarte cuánto te quería y acaso ni entendí cuando al ver a la vieja Sabina cubriéndose con un diario aterida de frío en la estación Escalada, murmuraste ‘alguna vez fue un bebé’ y yo ni ahí pude interrogarme qué haríamos por ella antes de La Revolución. Apenas un trance que superé pronto si vos seguías a mi lado y cada tanto te trincabas en mi boca en la búsqueda de esa eternidad que las hembras persiguen cuando quieren en serio. Ese arraigo de las hembras con la vida que bregabas por explicarme y luego supe que era sentirse vivo con la sangre llena de árboles y guitarras; apenas eso. Y por eso quizá, al ver a mi mujer y los pibes te digo gracias Susana por esta manera del arraigo y alguien deje testimonio de mi existencia, y porque vos tanto me cambiaste que sin notarlo una mañana me convertí en un peón ferroviario de acomodar rieles y durmientes en la estación de cargas entre Lanús y Escalada. Sumando allí mi mejor tiempo cerca de gente poco inquieta por asuntos que no percibían muy bien, más tan hábiles y capaces en frenar jodiendo sobre ‘la objetivación de los hechos’ y otras tantas frases de los ateneos. Porque en el boliche seguíamos  con la ‘praxis’ y demás yerbas intelectuales, afónicos gardeles de la revolución, pero al entreverarme con los ‘clase obrera’ supe que de ellos no sabía tanto. Tanto que bien recuerdo tu sonrisa al decirme que esos hechos de la realidad nunca te esperan, opinión certera no porque cambiar el mundo no lo mereciera cuando era octubre del ’67 y al gordo Polino en Bolivia le habían llenado de plomo las ideas. Y al encontrarnos alguno dijo que el gordo había cumplido con él mismo, tan cierto como que sin joda los tiempos venideros serían de gran tormenta. Por ese tiempo entré a trabajar diez horas por día en una librería donde me presentara Polino, otra actitud  de vida mía que vos bien hubieras merecido al ingresar en Medicina y te pedí darnos una práctica de anatomía. Otra puntual gilada que no iría a ninguna parte frente a tu estilo personal de aprovecharte toda, en tanto yo no dejaba el cuarto trasero en casa de mi tía  y cada día nosotros quedábamos más lejos.  

Y en cierto anochecer presentí qué muy cerca nos ambulaba el chau.; más  al repetirse el orden de tu ropa sobre la silla y el modo de inventarme de nuevo el amor, al estirarme en la cama con recelo en tocarte sabiendo que temblabas, percibí tus ojos lluviosos y abiertos al morderme la boca y preanunciarme que nos haríamos un amor última vez negando en cada gemido la sórdida pena de los condenados. Fue un entresueño mutuo sin demora ni tiempo, sin hablar lo sentimos, y al volver a mirarnos te vestías sin apuro detrás de una velada película y la almohada enjugaría varias gotas de sal de tu despedida. Allí también se quedaría la memoria de tu pelo negro y la forma imprescindible de tu cuerpo, y yo ni rebusqué el cinismo de los poetas de mi Buenos Aires querido que cuando una mina los deja se escriben un tanguito y a otra cosa  Porque no habría más otra cosa, Susana; aquella fue mi tarde agonizada de tristeza como si fuera domingo, sin sitio donde perpetuar mi ternura ni la necesidad animal de sentirme realmente vivo encima tuyo. Más todo va conmigo sin olvido ni tiempo y vos desde la puerta apenas me dijiste chau. ¿Te acordarás Susana?

Eduardo Pérsico


LAS MALAS COSTUMBRES


Ya, ya sé que el niño sólo tiene un año y medio, pero está demasiado mimado: cuando quiere algo, lo señala y se echa a llorar hasta que se lo dan. Anoche tuvieron un problema muy gordo en casa cuando se puso a señalar la luna por la ventana.

Gabriel Noguera
Publicado en el blog caramelitos

LOS ABEDULES ENANOS


Somos los abedules enanos.
Estamos clavados hondos, como astillas
bajo tus uñas de hielo.

El imperio de la congelación perpetua
es capaz de diversas villanías
para achatarnos aún más…
¿A ustedes les extraña, castaños de París?

¿Les duele a ustedes, palmas elegantes,
ver cuán bajo, al parecer, hemos caído?
¿Y a ustedes, seguidores de la moda, les entristece
ver hasta qué punto somos Cuasimodos?

En su tibieza a ustedes les agrada, sin embargo,
nuestro coraje ciudadano
y nos envían con pesar pomposo
su apoyo moral.

Ustedes consideran, estimados colegas,
que no somos árboles, sino lisiados,
pero el verde aunque no sea hermoso
entre los hielos les parece progresista.

Muchas gracias. Nosotros solos
resistiremos bajo estos cielos,
cuando ferozmente nos retuerzan,
sin su apoyo moral, lloroso y precavido.

Ustedes, claro, son más libres que nosotros
pero nuestras raíces son más fuertes.
Sí, claro, no sobrevivimos en los Champs Elysées,
pero en la tundra nos estiman más, nos quieren.

Somos los abedules enanos.
Con astucia inventamos nuestras poses,
pero todo eso no es más que simulación.
El constreñimiento implica una forma de rebeldía.

Creemos, achatándonos como lisiados,
que la congelación eterna no es posible.
Su horror cederá.
Alcanzaremos el derecho a la gallardía.

Pero si cambia el clima,
¿tomarán de repente nuestras ramas nuevos contornos más libres?
Es demasiado larga la costumbre de ser jorobados.

Y esto nos tortura, nos tortura,
y el frío nos retuerce y nos retuerce,
pero estamos clavados hondo, como astillas,
nosotros, los abedules enanos.

De ¡La mitad no quiero de nada!

Yevgueni Yevtushenko -Rusia-
Publicado en el blog revistaislanegra.wordpress

HABEMUS Y NO


porque me hice las uñas
por un instante el tiempo se detiene en otros ojos
mientras pienso
en esas cosas que he querido
 y no
subir al coche de alquiler
algo veloz
sin un haz bajo la manga,

huelo cada rincón de este abismo
y no me importa
la razón del origen
sólo irrita mi nariz
esa forma de echar humo a la butaca
y dejar de hacerlo,

tengo que elegir entre un arcoiris o una tarde de lluvia
donde nunca hay prisa
cuando algo comienza
imagino se dan de bruces las palabras
por desbocarse
tan ciegas desde los labios,

desatando hebras al corazón
me hieren las distancias que mueren dentro
en el espejo
no logro ser perfecta
a la hora de llegar a casa
hallo una sombra ofreciendo versos sin afinar.

ROCÍO L'AMAR
Publicado en el blog misspubis64

EL MICRÓFONO QUE NO TENÍA VOZ


Entre mis cachivaches tengo escondido,
un micrófono viejo que no hace ruido.

Hay veces que murmuro y otras que grito,
pero él no escucha nunca lo que repito.

¡Ay! Si supieras cuánto mi voz te oculta…
El micrófono roto tiene la culpa.

Porque se guarda el eco de mis palabras,
y las tose hacia dentro sin expresarlas.

Del libro Cachivaches de JULIE SOPETRÁN
Publicado en el blog eltiempohabitado

HAIKUS


4

Tarde agitada
Huele el panal a polen
de manzanilla.

11

Un nombre escrito en la rama del olmo. ¿Nombre o poema?

12
La enredadera consuma sus amores de muro en muro.

6
Camino y ríodesconocen la orilla. Ya todo es agua.

20
Inundaciones. Descansan las sandalias del caminante.

22
Soledad de hielos. Los témpanos son trozos de mar dormido.

Del libro La vida en Haikus de Marta Rotonda -Argentina-
Publicado en el blog fijandovertigos

CANTO I...


Canto de lluvia fina,
amor que estas lejano,
poema de la serranía
entre el mar y los álamos.

Poeta de tierra adentro,
qué difícil es tu vida,
yo cada vez que lo pienso
con más fuerza te tomaría.
     
Del libro Cantos y lamentos de J. Antonio Nogueras
Publicado por María Sánchez en el blog La casa del valle

ES LA NAVIDAD


Explosión de estrellas en el horizonte
que cabalgan  sin rumbo
buscando un niño
que se esconde entre paja
al calor de unos pastores.

Es la Navidad…
blancas calles…frías calles,
luces de colores,
canticos de villancicos,
gente que van y vienen,
chiquillos que juegan…
El mendigo de la esquina,
aquellos que estuvieron
y siguen en los recuerdos

Es la Navidad…
Que nos inspira y nos envuelve
en la miseria de una ilusión
camuflada en una caja
con lazos de colores…

Es la Navidad.
Mi Navidad
o… Tu Navidad

María Sánchez -San Fernando-

CLICKEANDO ELI CHIN


vos te facebook
él se faceback
yo faseo
ellos hacen terapia
no encajo en nosotros

(el orden de los pronombres
no altera la conexión)

me longevo sin señal
me rutino de ajenos
profetas en internet
con el pubis intacto

contacto
script en el alma
reiniciar...
the Blog is the new diario íntimo
el Twiter, la conciencia universal
de los Nautas, el Darma: Now..!

desabrochate un par de teclas, putita
urge lamer esos puertos
y enterrar el pendrive,
Enter y acabás...
abriendo las carpetas.

Chao Cle Men
Publicado en el blog La Cocuzza

PASAJE DEL AÑO


El último día del año
no es el último día del tiempo.
Otros días vendrán
y nuevos muslos y vientres te comunicarán el calor de la vida.
Besarás bocas, rasgarás papeles,
harás viajes y tantas celebraciones
de aniversario, graduación, promoción, gloria, dulce muerte con sinfonía y coral,
que el tiempo quedará repleto y no oirás el clamor,
los irreparables aullidos
del lobo, en la soledad.
El último día del tiempo
no es el último día de todo.
Queda siempre una franja de vida
donde se sientan dos hombres.
Un hombre y su contrario,
una mujer y su pie,
un cuerpo y su memoria,
un ojo y su brillo,
una voz y su eco,
y quien sabe si hasta Dios…
Recibe con simplicidad este presente del acaso.
Mereciste vivir un año más.
Desearías vivir siempre y agotar la borra de los siglos.
Tu padre murió, tu abuelo también.
En ti mismo mucha cosa ya expiró, otras acechan la muerte,
pero estás vivo. Una vez más estás vivo.
Y con la copa en la mano
esperas amanecer.
El recurso de embriagarse.
El recurso de la danza y del grito,
el recurso de la pelota de colores,
el recurso de Kant y de la poesía,
todos ellos… y ninguno resuelve nada.
Surge la mañana de un nuevo año.
Las cosas están limpias, ordenadas.
El cuerpo gastado se renueva en espuma.
Todos los sentidos alerta funcionan.
La boca está comiendo vida.
La boca está atascada de vida.
La vida escurre de la boca,
mancha las manos, la vereda.
La vida es gorda, oleosa, mortal, subrepticia.

Carlos Drummond de Andrade
Publicado en el blog cristinaberbari-fijavertigos

V


Me soplas tu aliento de paz,
adentrándote en mi alma,
cuando el alba embellece el horizonte
y se despide de las estrellas,
que ahora apagadas,
duermen arropadas
por el manto de la bóveda celeste
en un silencio eterno y conmovedor.

La libertad de tus alas
me guía hacia la calidez del corazón
avivada por la sonrisa de las emociones
y la espiritualidad de cada destello
que irradias
en cada uno de mis pensamientos.

Del libro Poesía de hadas de María Jesús Verdú Sacases
Publicado en el blog mjesusverdu

NOCHES DE COCAÍNA


Apreso tus caricias moribundas
entre los pliegues de las sabanas arrugadas
añorando la huella de tu cuerpo ausente
sin poder recuperar un segundo de consuelo.

Antenas de televisión, sentimientos oscuros,
reflejos de sodio, (amargas) veladas solitarias,
noches de cocaína, batallas interiores,
insensibilidad absoluta, depresión postcoital...

Atrapado entre las paredes de mi cráneo
consumo mis valiosos sentimientos
madrugada tras madrugada
en una alucinación conceptual.

Preguntándome el porqué del distanciamiento
con el que tanto pareces disfrutar
si no tienes sino toda la mierda
que siempre te has merecido.

Eres una asquerosa furcia patética
incapaz de ser feliz consigo misma
menos de hacer felices a los demás
debido a tu carácter atormentado.

¿Por qué no te suicidas de una vez?
¿Por qué no te das cuenta de la verdad?
¿Por qué no te tiras de un puente?
¿Por qué no cierras la boca?

Odio, aburrimiento, irritación, furia, desánimo,
resentimiento, incomprensión, asco, cansancio,
deseos de venganza, indiferencia, abatimiento…
Nunca sabrás cuanto mide el pozo de mi desprecio
desde el instante que te he arrebatado el alma...

ALEXIS BRITO DELGADO

DÓNDE


¿Dónde posar el pie,
dónde el poema?

¿Por qué las llagas nos cubren
y el escarnio te cerca a toda hora?

Sueño del hombre y su sombra
ninguno sabe que uno es sombra de otro
nadie sabe si sueña o está muerto.

Harold Alvarado Tenorio -Colombia-

CARTA AL HIJO


Sería difícil escribir esta carta sin evitar las justificaciones
digresiones de caída y vela hinchada hacia el poniente
en el fósforo del Báltico un amanecer de lluvia y lágrimas
con el rostro frente a las paredes blancas de un hospital invernadero

¿Será difícil inventariar las lunas los cruces de esquina
los caballos estivales galopando a ambos lados del transiberiano
las noches de vodka alrededor de la ausencia sin tus pasos?

Será duro el batallar de los acontecimientos
las visas los pasaportes los aeropuertos los desencuentros
las callosidades del alma la inutilidad de los abrazos

Será difícil anotar que he desvivido bebido huido
hacia los agujeros del tiempo en la marcha de las palabras

Más difícil aún revisar imágenes de un país imaginario
las bombas que caen en el Chorrillo sobre San Miguelito la luna
el desfile de gorilas amarillos desatando el istmo con su fuego homicida
sus fauces hediondas alimañas de carnicería
y vos bajo la telaraña de la cama en la habitación del miedo
asustado y sorprendido sin comprender por qué el imperialismo
los capitales la banda neoliberal los lameculos tropicales
la horda de paisanos como perfectos chacales
el paréntesis de este centro planetario atiborrado de compañías
comerciantes del reino usureros serruchadores de tus sueños
mis sueños de una sola patria matria nuestros sueños
los de tu madre con los muñecones del teatrillo callejero
por las selvas del Darién o en el Archipiélago donde las embarcaciones
llevan traen los cuentos de los fundadores elementales
los soles de la palma el brillo soberbio de las pieles
trasiegan el pasado contra el futuro en un eterno presente

Es difícil ocultarse hijo muy difícil
escribir todo esto sin que me tiemblen las manos
y un rumor de cadenas crepitaciones inexpresables
naveguen por dentro como una estampida de bisontes guerrilleros
y la mirada se nos pueble de nubes en el olvido de nuestros nombres

Harto difícil esta tarea de acercarte a mi otro yo
el de los ojos del antifaz con la suerte del andariego
en un tranvía negro que siempre retorna y retorna
con las hilachas nocturnas de los murciélagos
siemprevivo siempreamargo cautiverio de las páginas que se humedecen
como las lapidas con el rocío de los cementerios
o las bestias que huyen perseguidas por el amazónico incendio

Me es muy difícil decirte hijo decírtelo sin faltarle al recuerdo
que yo también me caigo me lluevo me abro me cierro
me ablando me tiemblo me tenso con los látigos los templos
del primer indicio la mediada caricia el último vuelo
para decirte así sencillamente hijo sin literatura
así al puro aire que todos somos viajantes y que por eso
y a pesar de todo lo que transcurre bajo el poema
a pesar de todo lo que muero te escribo y te quiero

Del libro Profesión u Oficio de Adriano Corrales Arias -Costa Rica-
Publicado en Suplemento de Realidades y Ficciones

MI QUERIDO VIOLÍN


Bruñida arquitectura de madera
de silueta con curvas atractivas,
y unas hebras sedosas y emotivas
que anhelan la caricia lisonjera.

Del romance del arco con la hilera
de esas cuerdas vibrantes, mas, cautivas,
las melodías nacen expresivas
como flores a ras de la pradera.

Cuando brota ese arpegio acompasado
del manojo sutil de su encordado,
se apuran mis latidos, antes quedos,

tremente de emoción en ese ensueño
de que el violín que alimentó mi sueño
se encuentra acariciado por mis dedos.

Del libro Semillas de vida de ROBERTO NISTAL -Argentina-
Publicado en la revista deliteraturayalgomas

HAPYY NEW YEAR


Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.

Del libro Salvo el crepúsculo de Julio Cortázar -Argentina (1914 –1984)-


¿Y SÍ?


¿Y si sí?
¿Si entre tanto Lenin,
coyuntura
y organismo de base,
y compañero,

si entre tanta vigilia y Antiduhring,
entre tanto plenario y cigarrillo,
se nos está infiltrando la ternura
como un disimulado agente de la CIA?

¿y si apoyo la moción
quiere decir
sos linda?

¿y si yo estoy de acuerdo en el planteo
quiere decir
qué bárbaros tus ojos?

¿y si me adhiero
quiere decir sencillamente
que me adhiero?

ojo compañerita,
vigilancia,
que el enemigo acecha.

analicemos el asunto
a nivel de autocrítica

pero un poco más cerca,
mirándonos los ojos,
interminablemente
si es posible.

Del libro Cuestiones con la vida de Humberto Costantini -Argentina-
Publicado en la revista Poesía del mondongo

AY MARÍA TOÑA


FORUA 2009

Ay María Toña
Tus pasos de ayer
Cuando por mi calle
Yo te vi correr
Cargando cuadernos
Y libros de inglés

Tus zapatos negros
Tu pequeño pié
Tus niños te esperan
En un carrusel
En aquellos patios
Que no has de volver
Gramática y canto
Iban a aprender
Y tu presurosa
Sin ver el después,
Tu sonrisa airosa
Y rosa tu piel
El cura del pueblo
Te amaba tal vez,
Y tu no veías
El atardecer
Tenías tus niños
Corriendo en tropel
Diciendo tu nombre
Queriendo aprender
Y todo lo diste
Sin ser tu mujer,
Tan sólo Maestra
Que no ha de volver
Por aquellas calles
Que te dieron miel
Cargando cuadernos
crayolas, pincel...
Dando a los niños
Todo a conocer.
Ay María Toña
Los tiempos de ayer
Tu dulce sonrisa
Llevas en tu sien
Las hebras de plata
Adornan tu piel
Y guardan intacta
Toda la niñez...
Los años pasaron
No puedes volver
A aquella escuelita
Tu amoroso ser,
Y todo ha quedado
En aquél ayer
Y hoy aún sonríes
Sabiendo que Aquél
Te abre sus brazos
Y te vas con Él,
Ay María Toña
Tus ojos lo ven,
Estás en tu cuarto
Sombrío tal vez.
Tu lecho muy frío
No roza tu piel.
Tus cálidos sueños
Envuelven tu ser,
Ay María Toña
A aquella escuelita
Ya no has de volver

Lilian Viacava -Uruguay-
Publicado en la revista Todas las Artes Argentina

A POLO MONTAÑEZ


Polo Montañez, cantor,
si fue fugaz tu presencia,
no dará paso a la ausencia,
pues se oirá tu clamor
Es que acaso el Redentor
quiso en sorpresivo vuelo
cubrirte en plateado velo
junto a tu montón de estrellas
y que tu música bella
también brillara en el cielo.

Rosa Iglesias Labrador -Las Ovas-

16



En la oscuridad confundo un montón de ropa sobre una silla con un animal informe que se apresta a devorarme. Cuando prendo la luz, me tranquilizo, pero ya estoy desvelada. Lamentablemente, ni siquiera puedo leer. Con la camisa celeste clavándome los dientes en el cuello me resulta imposible concentrarme.

Del libro Ani de Ana María Shua -Argentina-
Publicado en la revista Ficciones Argentinas

INMUNE AL GRIS SUPLICANTE...


Inmune
al gris suplicante
de la niebla, fue el odio
-el odio, pronunciado mañana
y tarde en el alero-
quien te mantuvo cerca. Sabíamos
que sólo la ebriedad
había hecho al sol
arrastrarse por las persianas.
Sabíamos que un vacío
aún más profundo
era construido por gaviotas
que barrían sus propios gritos. Sabíamos que
sabían
que el aterrizaje era espejismo.
Y que esperaba
desde la hora primera en que
yo había venido a ti. Mi piel,
estremeciéndose bajo la luz.
La luz, hecha añicos a mi tacto.

Paul Auster
Publicado en la revista Escritoras Unidas y Compañía

ESE “DON”


Oye como gime el firmamento.
Forcejeando con tus noches sin estrellas
enviando brisa hasta un arpegio
que te rodea y da la vuelta.
El halo se desprende  de tu alma
por el camino hecho ofrenda.
Es el “Don” inexplorado, lleno de dudas
insolentes, siempre impuestas
siempre ajenas.
¿Por qué vía me llegó la hora
de saber que tú provocas el sonido?
Un compás de mensajero de los dioses
al que me humillo desafiando
temeraria, cuantas leyes cierren
puertas a la luz que te adjudico.

Mayte Andrade-Benicarló- del libro Estelas

BRINDEMOS ESTA NOCHE Y CADA DÍA


Brindemos esta noche y cada día
por la sed que la vida nos ha dado,
sed de volver amar, aunque el pasado
infligiera más llanto que alegría;

sed de inconformidad, de rebeldía,
aunque el intento fuera derrotado;
sed de gritar, porque quedar callado
se deja a la cobarde mayoría;

de aprender, cuanto más y cuanto antes,
porque hay ya demasiados ignorantes;
de llamar por sus nombres a las cosas,

aunque al medroso vulgo escandalicen;
de vivir, sin que importe lo que dicen
gentes asustadizas y envidiosas.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

¿PODEMOS SER FELICES?


(Fragmento del artículo de 1917)

     No hay nadie, por muy indiferente que sea a las ideas, que no tenga su mucho o su poco por decir sobre este grande y universal problema humano: y yo, aunque he de guardarme bien de contestar a lo catedrático, a lo sabihondo, no voy, por un pueril alarde de modestia convencional, a privarme ahora del gusto de dar, de la manera más sencilla y clara posible, más bien que una opinión, mi impresión personal sobre el asunto.
     No; no creo que sea asequible la felicidad, ni en este mundo ni en ningún otro mundo. es más, creo que cometemos una barbaridad cuando damos a nuestros hijos, en la escuela, en la casa, en el teatro, en el libro, esa visión de felicidad personal tan reñida, tan incompatible con nuestra propia naturaleza y con la naturaleza de la realidad que nos rodea.
     Felicidad, felicidad...... ¿Dónde demonios se esconde ese divino tesoro, que nadie le encuentra ni le encontró jamás? Topa uno con un viejo y le pregunta, y de cada cien viejos, noventa y nueve viejos suspirarán profundamente primero, y nos contestarán en seguida una de estas dos cosas: o que la perdieron para siempre y se les quedó atrás, muy atrás, en alguna curva remota del camino andado, o que no la tuvieron nunca y la van a buscar en el reposo eterno, o en el edén eterno que les prometió tal o cual religión. Topamos con un joven... y nos dirá que, o la dejó también atrás, allá en la lejanía de la niñez, o que va corriendo, corriendo sin cesar en pos de ella, con o sin esperanzas de darle alcance. Y si interrumpe Ud. los juegos de un niño cualquiera y logra que le entienda la pregunta, seguramente que, o no saca nada en claro de la inconsciencia del niño, o le ve pronto señalar hacia el futuro con las clásicas palabras que todos hemos pronunciado: "Cuando yo sea hombre..."
     Quiere decir que está atrás, o está delante, o está arriba o está abajo: en todas partes, menos en el punto en que nos encontramos. Y es que tiene que ser así; es que sería absurdo que no fuese así. ¿Cómo concebir la evolución, o sea, el movimiento, esencia misma de la vida, sin la inquietud, sin el perpetuo temer y el perpetuo aspirar y el constante cambiar de aquí para allá y de allá para acá? ¿Y cómo, si fuéramos felices, podríamos mantener este vaivén, este anhelar engendrador de toda evolución y por consiguiente de la vida?
     Somos limitados, somos frágiles como el vidrio, nos rodea por todas partes lo inestable, lo sombrío, lo sucio, lo duro, lo trágico. ¿Cómo, pues, dentro de nuestra limitación y fragilidad irremediables, concebir ese estado ideal de íntima y perfecta satisfacción en que nos sintamos libres de temores y pesares y deseos?
     No quiere esto decir que yo sea pesimista a lo Shopenhauer, que sólo ve dolor y oscuridad por todas partes. Al contrario, creo fácil comprobar que la cantidad de dolor que hay en el mundo, con ser muy grande, es infinitamente inferior a la cantidad de alegría, de igual  modo que la cantidad de salud es superior a la cantidad de enfermedad y la cantidad de juventud a la cantidad de ancianidad. Pero ¿es la alegría la felicidad? No; la alegría es orgánica, es subconsciente, nace precisamente de no sentirnos, de cierta armonía rara y fugaz entre las distintas piezas que componen la maravilla de nuestra máquina. En cambio, la felicidad es, o debe ser, esencialmente consciente, naciendo o debiendo nacer de los deseos satisfechos, de pensarnos y sentirnos bien. Tan no tienen nada que ver las dos cosas, la alegría y la felicidad, que se puede ser muy infeliz y estar al mismo tiempo muy alegre. De ello nos da ejemplos constantes la diaria realidad.
     La alegría es dinámica. esto es, movimiento, vibración, aleteo fugitivo del espíritu, agua que corre, rama que ondula, ave que vuela, cuerda tensa que suena. En tanto que la felicidad es, o la concebimos, cosa permanente y estática, de la cual fluye la alegría como de una flor el aroma, como de un manantial el agua y de un astro la luz. La alegría es la manifestación, el síntoma, el accidente; la felicidad es la causa, la fuente, la sustancia inmutable. La alegría no puede buscarse deliberadamente, porque es caprichosa, tornátil, inconsciente, oscilante; va y viene, nos asalta y nos deja, aparece y desaparece caprichosamente, sin que nada baste a retenerla. Es como la risa, como el buen apetito, como el golpe de azar. Nadie puede salir a buscarla, porque mientras más se la busca menos se la encuentra, como no se puede buscar la risa, ni el buen apetito, ni el golpe de azar. Precisamente está más lejos de nosotros a medida que la sabemos buscar mejor, con mayor pericia y deliberación: y así vemos que el viejo es menos alegre que el joven y el joven menos que el niño. Es casi animal, casi mecánica, genuinamente fisiológica, en tanto que la felicidad es, o tendría que ser, genuinamente psicológica.
     Y por eso, porque la vida es y no puede ser otra cosa que movimiento, vibración, esfuerzo, tendencia constante a cambiar y a mejorar, es por lo que decía antes que está reñida irremediablemente con toda noción de felicidad, bien sea esa felicidad rolliza, pesada, mofletuda, de gorro y chinela, con que sueña el burgués: bien de la otra quintaesenciada y etérea del místico, o bien de la remojada en mieles empalagosas de amor y de música y poesía que seduce por regla general al artista. De cualquiera de esos tipos convencionales de felicidad debemos aprender a reirnos: en primer lugar, porque son inasequibles por ser incompatibles con nuestra propia naturaleza, y en segundo lugar, porque... vaya, seamos sinceros: no valen la pena. Así como suena: no valen la pena. La primera, la burguesa, la de gorro y chinela, buena alfombra y casa grande y cómoda, es grotesca y odiosa. ¿Hay nada más aburrido que comer bien y vestir bien y arrellanarse bien en un butacón sobre una gran alfombra y ser siempre y a todas horas un cerdo limpio y bien comido, y no tener preocupaciones, y volverse una bola de plebeyo egoísmo, extraño a toda solidaridad con el mundo, y no vivir sino para el largo bostezo del casino, del automóvil, de la charla insustancial, y para estar a todas horas y en todas partes condenado a sentirse la digestión? Dadle esa clase de felicidad a un hombre de pensamiento o de nervios, y se volverá loco o se pegará un tiro antes de un mes. Dadle esa clase de felicidad espesa a cualquiera hombre de tipo corriente que no sea un idiota, y no se volverá loco ni se exasperará hasta el suicidio, pero irá poco a poco trocándola en el sport tal o en el sport cual, que es como trocarla en trabajo, en trabajo disfrazado y estéril, pero trabajo al fin.
     La segunda, la mística, es todavía más incompatible con el hombre y con las cosas. Vivir con la mirada fija en otro mundo es sencillamente como no vivir, como una forma de estar muerto con apariencias de vida.
     Y en cuanto a la tercera, la de los adolescentes y las niñas románticas y los poetas ingenuos: la que navega en mieles de erotismo y melodía, la que nos sirven en la escuela, en el teatro y en todas partes, es la más idiota de todas. Se puede ser un cerdo limpio y bien comido y halagado durante algunos días y no volverse loco de asco de sí mismo hasta después de cierto tiempo: pero yo desafío a los paladares más golosos y más fuertes a que se refocilen, no ya durante muchos días, sino durante un solo día, con las melosas y aromadas golosinas de la estética, de la melodía y del dúo tremulante de romántico amor: el empalago sería tal, que la víctima pediría a gritos la cárcel o la horca para escapar del tremendo suplicio.
     "Pero entonces ¿qué buscar? ¿qué hacer?", se me dirá.
     ¿Qué hacer? Pues una cosa muy sencilla: vivir. Pero vivir ¿para qué? Vivir para lo que es esencia misma, aspiración recóndita y suprema finalidad de toda vida.

Publicado en el blog de nemesiorcanales

AZORAMIENTO DE MUJER


“No hay nada más secreto que una existencia femenina”
M. Yourcenar

          Si después de Freud  (“Tótem y Tabú”),  donde éste  plantea la prohibición del incesto y une el deseo a la ley, Lacan resume en “el Nombre del Padre” esa ley que permite al individuo acceder a lo simbólico, al lenguaje, y lo lleva a satisfacer su carencia: “La ley y el deseo son una misma cosa”, “El deseo es la metonimia de la ley”.
Recordamos que esta problemática se presenta unida a la posmodernidad y a la ruptura  de los formalismos. La posmodernidad estética rehabilitó lo inconsciente y lo corporal y la posmodernidad teórica estableció “acabar con la primacía del discurso, del texto, de la palabra, del significante: la muerte de la hegemonía de lo escrito”. En definitiva, y para no alejarme de este poemario que dispone de una impecable retórica, con palabras de Lacan: “Yo soy lo que no soy”.
          En Ardua encontramos un yo lírico femenino al servicio de un autor masculino, no hay conflicto. Cada poesía carga con la escenografía propuesta por Rolando Revagliatti, quien atesora unas imágenes que rozan el umbral de la simbología apenas, sutilmente. Insinuada por la cadencia audaz del silencio, inesperado actor en algunos versos. Ni la rima ni la medida son condiciones indispensables para mantener el ritmo de un poema,  sin embargo, es el ritmo quien mantiene el lazo con el lector. Aparece una galería de mujeres donde se destacan sugerentes detalles, aproximándose a una caracterología. La esencia del género se manifiesta con autenticidad, es creíble.
          El personaje es un producto lingüístico, por lo tanto, no existe más allá de las palabras, pero representa a personas según las modalidades de la ficción y así Revagliatti hace hablar y callar a estas criaturas de papel. Porque aunque es en el erotismo, en el sexo, en la elección donde se juega el espacio poético, no es excluyente. El género es atravesado, penetrado por la palabra pero no en este conjunto de poemas, ya que en Ardua intuyo que el autor, luego de una mentada decisión, logra fluir con absoluta espontaneidad. Por lo tanto, puede presentar a estas mujeres desde el hedonismo, el hastío, el juego especular, la infidelidad, la infelicidad…
          Si la definición de “arduo” es “escarpado, difícil” y el poeta ha elegido justamente  un adjetivo ambiguo para el título de su libro, como todo adjetivo cumple su sino de referirse al sustantivo para determinarlo (¿la mujer, las mujeres?). El poeta describe momentos íntimos y también externos propios de la condición femenina. En estos textos  encontramos una privilegiada y mesurada (o no) exposición de adjetivos y así “ardua” será: atrapada-enamorada-dichosa-amenazadora-reconocida-resignada-contemplada-acompañada-pragmática-facilitadora y continúa…
          Digo, lector, que esta página puede ser un azoramiento de mujer.


PRÓLOGO de Susana Rozas para la sexta edición soporte papel del poemario “Ardua” de Rolando Revagliatti.


2013


Enviado por ANGELA TOGEIRO una buena amiga de Azahar.

NOCHE EN BOJAYÁ


Al sur del Darién
los hijos de la tierra
observan, respiran, se estremecen,
en una pequeña iglesia,
el miedo y la zozobra también.

Se quita el ministro los hábitos;
tiene la cara pálida y fría.
De pronto… ¡Un estruendo infernal!
¡Decenas de voces
de mulatas como en parto
derrumban las paredes!

Fuego, lluvia;
Negros se vuelven los dientes,
de llanto se tiñe la brisa…

Una muñeca de trapo
en el altar…

Una puerta tendida en el suelo…

Lágrimas con olor a ceniza…

Del libro El faro desnudo de OMAR GARZÓN PINTO -Colombia-


RÍE LA URRACA, NEGRA SOBRE LOS NARANJOS


Tal vez es un signo verdadero de la vida:
en torno a mí muchachos con ligeros
movimientos de cabeza danzan en un juego
de cadencias y de voces a lo largo del prado
de la iglesia. Piedad del ocaso, sombras,
reencendidas sobre la hierba tan verde,
bellísimas al fuego de la luna.
Memoria os concede breve sueño;
ahora, despertaos. He aquí que cruje el pozo
con la primera marea. Esta es la hora:
no más mía, abrazados, remotos simulacros.
Y tú, viento del sur, fuerte de azahares,
empuja la luna adonde desnudos duermen
muchachos, fuerza al potro sobre los campos
de pisadas de yeguas, abre
el mar, levanta las nubes de los árboles:
ya la garza se adelanta hacia el agua
y husmea lenta el barro entre las espinas,
ríe la urraca, negra sobre los naranjos.

SALVATORE QUASIMODO (1901 - 1968) Italia
Publicado en la revista La Urraka 31


DESAFÍO PENAL


Donde ha estado antes, donde volverá a estar, no hay nada. El desafío, cumpa, es lo que te toca acá.
Ahora, si lo prefiere, tiene la oportunidad de trepar el paredón, pegar un salto eterno para salir del presidio y volver donde nada pasa.
Yo prefiero quedarme, optar por el desafío, los grilletes, el óxido tatuado en la piel, la comida agusanada y la magia de una rata confesional, ese que le habla, y le abre la cabeza, mientras el cura da la extremaunción a los guardias.
Ellos sí que están jodidos. Porque ellos, cumpa, tienen pena capital, nosotros no. Ellos se apuntan al corazón cuando te marcan con la mira. Ellos deambulan soberbia con paso fantasma. Por eso le digo, cumpa, el desafío es hoy. No le tenga miedo a este lugar. Acá pasan cosas, se lo aseguro. Ya lo verá, cumpa, con los ojos de su alma, cuando le toque caminar el pasillo de la muerte.

Basado en La Milla Verde de Stephen King
Juan Guinot (Argentina)
Publicado en la revista digital Minatura 123

SE TE ESTÁ VIENDO LA OTRA...


Se te está viendo la otra.
Se parece a ti:
los pasos, el mismo ceño,
los mismos tacones altos
todos manchados de estrellas.
Cuando vayáis por la calle
juntas, las dos,
¡qué difícil el saber
quién eres, quién no eres tú!
Tan iguales ya, que sea
imposible vivir más
así, siendo tan iguales.
Y como tú eres la frágil,
la apenas siendo, tiernísima,
tú tienes que ser la muerta.
Tú dejarás que te mate,
que siga viviendo ella,
embustera, falsa tú,
pero tan igual a ti
que nadie se acordará
sino yo de los que eras.
Y vendrá un día
-porque vendrá, sí, vendrá-
en que al mirarme a los ojos
tú veas
que pienso en ella y la quiero:
tú veas que no eres tú.

Pedro Salinas (1891 - 1952) España
Publicado en la revista La Urraka 31

ODALYS LEYVA E ISABEL DÍEZ SERRANO, POR SU "CONTROVERSIA Y APLOMO"


A estas dos geniales poetas por este singular libro, que me ha calado desde el alma hasta el sentido.

Los frecuentes apagones
interrumpen el corcel
entre Odalys e Isabel
imponiendo condiciones.
Fredo Arias de la Canal

Fredo Arias de la Canal
de este TEXTO, propulsor;
donde se muestra el valor
de un dúo sensacional.
Dos POETAS sin igual,
una en Cuba, otra en España,
las dos con excelsa maña
y mejor saber hacer,
ambas hicieron nacer
el libro que me acompaña.
Francisco Henríquez también
en esta hazaña intervino
y dejó abierto el camino
para que en un ten con ten
las VATES, de su almacén
cada una su aporte hiciera;
y al blanco papel trajera
sus versos uno por uno:
y en el momento oportuno
LA MALARA floreciera.
¡Y vaya si floreció,
una ahora y otra después;
y en el transcurso de un mes
la operación culminó.
De ella este TEXTO nació,
donde Odalys e Isabel
con sus MALARAS de miel
embriagan hasta el sentido;
y desde el alma al oído
corre un río de hidromel…!

Manuel Mejía Sánchez-Cambronero. España
Publicado en la revista Oriflama 18

ALICIA VESTIDA DE ROJO


El rojo presupone no sólo fuego en movimiento, pasión.
Es por igual compromiso, protección, génesis.
Testimonio de inmortalidad.
Así del amor sus lumbres nacidas del arropar, del querer.
Renacidas del crear, del danzar, del fundar, del dar forma.
Del compartir alientos.
E irradiarlos.
La danza es ese rojo
desde donde deviene el eco de la luz.
Humanidad de baile.

Del libro Alicia Alonso Humanidad de baile de FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
Publicado en la revista Los Cuadernos de las Gaviotas

TE AGRANDAS, ESPIRAL


Te agrandas, espiral,
desde tu origen.
Rompes las orillas
que ciñeron tus brazos,
las orillas
que acabaron tus ojos.
Vuelas hacia otras respiraciones,
aroma,
con la señal
de tu principio único.
Olvidas tu primer llanto
de nueva criatura
y sueñas eternidades
sobre paisajes múltiples.

Del libro El silencio se estremece de ANTONIO ABDO
Publicado en Los Cuadernos de las Gaviotas

ERNESTO PÉREZ ZÚÑIGA: "LA LECTURA ES CAPAZ DE SALVAR A LOS HOMBRES"


Leo en el periódico cultural RitmosXXI que el escritor Ernesto Pérez Zúñiga ha ganado el Premio Torrente
Ballester con su novela El tercer sonido. Me gustaría darle la enhorabuena al autor, y aprovechar este momento para recuperar una entrevista que le hice el pasado año con motivo de la publicación de su novela, El juego del mono.
Además de este galardón, el escritor madrileño también cuenta con el Premio Internacional de Novela Luis
Berenguer por su obra El segundo círculo. Espero que os interese la charla que mantuvimos sobre su libro y sobre la literatura en general.
El juego del mono (Alianza Literaria), la novela sobre la que le entrevisté, es una obra circular repleta de capas donde el autor madrileño reflexiona, entre otras cosas, sobre la fuerza de la literatura, los territorios fronterizos y la difusa línea entre realidad y sueño. Protagonizada por Montenegro, un desencantado profesor de instituto que emprende un viaje interior en busca del origen de un misterioso manuscrito, El juego del mono es una novela con gran lirismo que atrapa al lector desde el principio y le plantea múltiples interrogantes sobre la sociedad en la que vivimos.
“Escribir esta novela me ha traído muchos recuerdos, puesto que en 1997 fui docente durante unos meses en La Línea de la Concepción y viví en primera persona muchas de las cosas que cuento en el libro. Después de eso, decidí tomarme un tiempo para dedicarme sólo a escribir, y diez años después comencé esta novela, que tiene el sabor a una época pasada y muy importante para mí, por eso ha supuesto una especie de catarsis”, explica Ernesto Pérez Zúñiga.
Nacido en Madrid, pero con fuertes raíces andaluzas, hace más de una década Pérez Zúñiga dejó Granada para venir a la capital y centrarse en la literatura, una decisión de la que nunca se ha arrepentido, aunque confiesa que en su momento “fue difícil”.
Un viaje al infierno dantesco
El protagonista de El juego del mono es Montenegro, un anti héroe en la treintena, un personaje canalla y falto de amor que se va haciendo consciente de sus defectos según avanza la historia. Sin embargo, es un personaje que reflexiona y que vive en primera persona el problema del sistema educativo. A su llegada a un conflictivo instituto de la Línea de la Concepción se encuentra con un ambiente donde reina el caos y el desencanto: profesores que han tirado la toalla y estudiantes que apenas han leído un libro a los que él debe evaluar. El hallazgo de un manuscrito en el sótano de la casa que ha alquilado supone para Montenegro la vía de escape al tedio de la enseñanza. Pero el manuscrito, redactado por un escritor al que una mujer enmascarada retiene contra su voluntad, además de un enigma, también conlleva un viaje al infierno dantesco. “El sótano y el manuscrito empujan al protagonista a un viaje al interior de sí mismo, un viaje
hacia la oscuridad, donde la escritura parece ser la única tabla de salvación”, continúa al autor.
La Sherezade de Las mil y una noches, la Lolita de Nabokov o la narrativa de Onetti son algunos de los acompañantes de Montenegro en un periplo donde la literatura es un personaje más. “He querido que El juego del mono sea un canto a la pureza de la literatura, una de las pocas cosas que es capaz de salvar al hombre”, explica el autor, para quien la lectura posibilita “relacionarnos de manera íntima con las palabras, casi tanto como lo hacemos con los humanos”.
Pérez Zúñiga considera que leer, aunque hoy en día “se haya convertido en un acto casi revolucionario”, es vital, y advierte de que una sociedad que no lee ni el pasado ni el presente se puede convertir “en una sociedad que vive como esclava, sin reflexionar”.
El mono que da nombre a la novela y que acompaña a Montenegro en el descenso a los infiernos, como si de su propia Beatriz se tratara, es otro personaje fronterizo, porque es el animal que más se parece al hombre y en la novela representa los instintos, lo primario. “El mono es un espejo en el que se refleja Montenegro: a través de sus vicios y de la curiosidad que ambos comparten, el protagonista comprende que le separan pocas cosas del animal”. La sociedad actual, explica el narrador y poeta, a veces “se asemeja a estos primates, puesto que vivimos en un ambiente donde la responsabilidad no importa y la gente se deja llevar por impulsos”. También por impulsos se mueven las mujeres de esta historia, unas féminas misteriosas, enmascaradas y a veces mitificadas, como la Lolita de Nabokov, pero siempre fundamentales. “Las mujeres se aparecen ante Montenegro siempre con una máscara, y despojarlas de ese elemento es lo que le conducirá a la realidad”, explica.
“No todas las novelas deberían escribirse”
Poeta, cuentista y narrador, Pérez Zúñiga se encuentra cómodo en estos géneros. Prueba de ello es esta novela, dotada de un gran componente lírico. “Puede haber poemas muy narrativos y novelas con mucho poder poético; lo poético para mí es una manera de entender el lenguaje, de atrapar la realidad en forma de lenguaje. Cuando cultivas esa manera de escribir, la puedas trasladar a cualquier género”, sostiene.
“Disfruto mucho escribiendo novelas porque son proyectos que se van formando poco a poco y que necesitan una buena estructura”. El autor piensa en cada uno de sus libros “como si fuera el último” para así darle la mayor riqueza posible. “Nunca he escrito una novela que no quisiera escribir”, afirma en respuesta al balance de sus años como autor. Ahora, Pérez Zúñiga confiesa que tiene muchos proyectos en mente y un borrador de otra novela, pero se va a tomar un tiempo de descanso. “Soy de los que piensan que no todos los libros deben escribirse, sólo aquellos que te eligen a ti”, puntualiza.

Esther Ginés Esteban
Publicado en la revista LetrasTRL 53

DORMIR (12)


Mis manos inquietas
sin libro
entres los dedos.
Caer al sueño
desde la galerada
del tiempo.

Del libro Enredos salvajes en las olas encrespadas de tu vientre de SALVADOR MORENO VALENCIA

LIVING EN CÁDIZ


De nuevo, con la llegada del otoño la gente llena el casco antiguo de Cádiz, fortaleza sobre la mar que baña su zócalo de piedra, cuyos corredores son esas tensadas calles a través de las cuales fluye una esencia aguda de vida. El desplazamiento desde las cálidas playas a la aglomerada ciudad vieja bajo un sol frío caracterizan un ciclo que se ha venido produciendo desde principios del siglo XX. Pero si hace poco, cuando los veraneantes ya habían partido, la ciudadanía local llenaba las terrazas y paseos de un centro no exento de cierto aire provinciano, recientemente se puede observar una transformación del paisanaje que parece haber adoptado un aire más cosmopolita, mediante una importante presencia de extranjeros, sobre todo europeos, ya sean jóvenes erasmus, maduros jubilados o visitantes más o menos ocasionales de toda edad y procedencia. Me lo cuenta un amable e ilustrado librero a quien visito con asiduidad pues siempre he sentido que la libertad bien puede ser una librería: «Antes no resultaba corriente encontrar extranjeros por las calles de Cádiz, ahora son muchos quienes acuden al establecimiento buscando documentación acerca de nuestra ciudad».
Me gustaría haberle podido contar esto a Fernando Quiñones, a quien Borges consideraba el mejor escritor español de su tiempo. En su día hablamos de la marginación padecida por Cádiz desde que el tráfico portuario de pasajeros se debilita, y con él nuestros muelles por los cuales pasaron tantos aventureros, exploradores, escritores, comerciantes, turistas y exilados, muchos de los cuales dejaron constancia de su obligada visita a la ciudad en libros y artículos, como Trotsky que embarcó en Cádiz rumbo a su exilio mexicano. Fernando me propuso trabajar en una antología de textos acerca de la ciudad por parte de intelectuales que la han visitado, trabajo sugestivo pues incluye autores de la talla de: Stendal, Richard Ford, Washington Irving, Hans Christian Andersen, George Borrow, Theophile Gautier, Giussepe Verdi, Julio Verne, Rainer María Rilke, Rubén Dario, John Steinbeck y Álvaro Mutis, entre tantos. Andersen relata su sorpresa al encontrar un carpintero joven «rubio como un nórdico, con mejillas sonrosadas y ojos azules» que procedía de un pueblo de Wurtemburgo. Rilke decidió las pinturas de la fachada de la casa del alcalde Blázquez y por eso la carta de colores de Cádiz tiene que ver con los de la Praga del poeta. Reflexionar acerca de los aires nuevos de la ciudad es también una manera más de homenajear a su trovador perdido.

JULIO MALO DE MOLINA
Publicado en la Voz digital

FUTURO


Busco la paz que no tengo,
atenuar la angustia plena,
estar preso sin condena
sin saber si voy o vengo;

desde el miserable atuendo,
como un clámide de pena,
trazo en la noche serena
mi glosa sin abolengo,

como pátina la extiendo
y estimo que voy cayendo
hacia un páramo de rito;

y en el futuro que espera
una muerte compañera,
veo mi rostro en el mito.

Del libro Hebras de Plata de Rodolfo Leiro -Argentina-
Publicado en la revista Con voz propia 52


JAMÓN


Somos raros.
Comemos glúteos resecos y medio sudados y de un brillo cartilaginoso.
Son glúteos lascivos de unos animales que vivos huelen mal.
Y a veces colgamos esa pata gorda con ganchos en la pared,
o la acostamos en unos artilugios que parecen fabricados para alguna refinada tortura medieval.
Y la adoramos, miramos y damos un tiento de vez en cuando.
Huele a dehesa, a bellota, a grasas hiposolubres.
E incluso a grasas insaturadas.
Del corte de esas patas obesas se hace una obra de arte,
se utilizan cuchillos largos y afilados como la vena de un estilista,
Con ello nos regodeamos del sudor de la pata negra,
aislando y repudiando la pezuña de color azabache brillante.
Una vez abierto el cofre del tesoro nos dedicamos a llenar platos y más platos ante el deleite de la concurrencia.
Y todos coincidimos en la nobleza de los andares del portador de tan excelsas celosías culinarias.
Sí.
Somos raros.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

domingo, 30 de diciembre de 2012

ENCERRANDO AL TIEMPO

Dar marcha atrás
o detenerme en esta hora,
este día y este año,
encerrando al tiempo
en una nebulosa
que le impida escapar
y jugar con mi vida.

Ni yo quiero jugar
ni él tampoco. Por eso será
mejor quedarnos quietos
mirando las nubes grises
que avanzan hacia nosotros
hablándome, sin elevar
la voz, de sus últimas aventuras
de muerte y destrucción.

JOSÉ LUIS RUBIO

EL COMENSAL INDESEABLE


Una mosca regordeta se posó sobre mi plato repleto de fideos. Sin perderla de vista, tomé la servilleta que tenía sobre mis rodillas y me preparé para sacudir un golpe mortal. Pero el bicho me miró con dos ojazos tristes, como pidiendo clemencia, y el sentimiento de culpa me detuvo. Además, pensé que si la aplastaba contra el plato me daría tanto asco que ya no podría seguir comiendo.
Entonces opté por negociar. Tomé el fideo más largo y lo extendí sobre la mesa. Le hice señas con mi dedo índice para invitarla a saborearlo. Pero ella siguió sobre el plato, insaciable, bebiendo la salsa de tomate con rebeldía.
Cuando decidí espantarla, ya era demasiado tarde. El ambiente comenzó a llenarse de moscardones hambrientos que llegaban volando de todas partes. Ni siquiera hice a tiempo de retirar el fideo solitario del mantel, ni mi mano con el tenedor, ni mi brazo izquierdo, ni a mí mismo.

MARTÍN GARDELLA
Publicado en el blog El Living sin Tiempo

LISTA DE ESPERA


Tal vez deba guardarte un pedacito
       de mi alma corrupta,
un cálido resquicio en que te escondas
       cuando descubras,
       después de mil fracasos
             lo que yo siempre supe:
que nadie va a pisar tu asfalto más que aquella
que te aguarda paciente
       desde que le dijiste
       tan torpe,
             tan cegato
que no había intersección           posible
entre            nuestros             conjuntos.

ANABEL CARIDE
Publicado en el blog anabel-nanasparahombresgrises

POEMA


No me quieras
Húsar
Archivadora
Coronela

Ni adorada Manuelita
porcelana iridiscente
hálito mortal

Ni divinidad hecha mujer
ni mucho menos
dueña de tus sueños

Quiérame tu daga
que de invulnerable
no tengo nada.

De Versos de Manuela de Edmundo Aray -Venezuela-
Publicado en el blog revistaislanegra.wordpress

LANZAPERFUME


de negligé oliendo a medianoche
que es mi lengua

a un tercio del tragaluz
hay come
zón y
g
u
l
a

una mantis
rastreándose ese vértigo que nunca supe si es señorío
o señorear trocitos de gusanos

cuan
do trenza la fugacidad
en postura orante

callas
mientras me descuelgo del farol
como una huesuda y cavernaria polillita

acaso sea cierto en cierto modo
de cierta forma justo acá
el río sexual brama
y el perfume
revienta
literal
men
te

en una mano

en
la otra
american life de madonna.

ROCÍO L'AMAR
Publicado en el blog misspubis64

CEREMONIAS


Porque fui sobreviviente
entre los remolinos de un río 
extirpado de su cauce 
Graciela Caprarulo

En tus ojos la luz orilla sus misterios,
quebranta estos designios
descubriendo lo fugaz,
pero el río aún
es un pétalo abierto que te llama
y tu corazón hoy quema en su inminencia
los secretos heredados de otra voz,

porque entre las palabras y los sueños
hay diferencias insalvables,
escondidas voluntades
silbando en los rostros del azar
donde hunde su límite la espera
debajo de fábulas demoradas
y muertes por venir.

Efímeras ceremonias que el cielo clarifica,
aire nacido de un hueco de soledad;

en el refugio donde intiman las plegarias
una sílaba busca en vano pronunciarse,

y en el lugar de cada dios
está tu nombre.

Pablo H. Domínguez -Argentina-
Publicado en el blog fijandovertigos

LENTES SIN CRISTALES


Yo tengo unos lentes para videntes.
Me los pongo, me los quito y así el mundo es más bonito.
Quita y pon ¡Qué emoción! qué lejos está el sol…
Me los quito, me los pongo si te miro, ya no hay fondo.
Mira, mira, quita y pon sin cristales miro yo.
Los sujeto en mi nariz y con ellos soy feliz.
Veo, veo mucha gente con mis lentes… ¡Soy vidente!

Del libro Cachivaches de JULIE SOPETRÁN

USURPACIÓN


Decidieron salir a celebrarlo todos juntos, pero no hallaron ni un solo claro de bosque ni una sola discoteca donde poder hacerlo. Como se suele decir, "no cabía ni un alma", y todo porque los vivos habían salido a celebrarlo primero. Así, tras largos años de paz de cementerio, volvieron a escucharse broncos tambores de guerra.

Carlos Suchowolski
Publicado en el blog unabotellallenadeluciernagas

DON SIMÓN


…y  el cuentenick ruso esquivaría cardos y su grasiento sombrero embestiría contra el sol enfurecido de febrero.
                   
         Por mi barrio de pibe andaban unos cuentenicks vendedores puerta a puerta, conocidos como rusos o judíos que sin regalar nada cobraban cuando podían. El que venía por mi casa, don Simón, hombreaba de todo: frazadas, juego de platos, delantal más zapatos al empezar la escuela y hasta el vestido al casarse mi hermana. ‘El ruso’ de mi familia era una tienda ambulante y sólo mi viejo le entendía bien cada palabra.

      Por ahí en mi casa lo colgaban con la cuenta y si don Simón dejaba de aparecer, al tiempo íbamos a pagarle a la calle Alberti, por el Once. Cuando acompañé a mi viejo: yo había aprobado primer grado y don Simón, de espaldas a una ventana de cortinas macramé, levantó una tarjeta amarilla como si mostrara una baraja ganadora, - la cuenta impaga- y ahí Pablo, mi papá, le desplegó unos billetes verdes de cincuenta y los dos se rieron hablando de otra cosa. Además guardo bien otra imagen color sepia: don Simón tomando resuello en el patio de casa: su bolsa de cotín contra el enrejado verde en ese ambiente oloroso de higuera mi gato gris durmiendo en una silla y él, - con un saco ribeteado de cordón azul- en trabajosa charla con mi madre que le cebaba mate. Mi vieja siempre nerviosa y delgada, de pelo rubio peinado a la banana que me dijera ‘vos a jugar que los chicos no toman mate’.

- ¿Cómo anda, don Simón?
- Mucha calor. ¿Y Pablito?
- En el taller, arreglando el auto. Dejó estos pesos para usted.
- Está bien.

       ¿Qué nutriría a ese tipo encorvado por su cargamento, flaco y de mirada humedecida al contarle a mi vieja que toda su familia había muerto en la guerra? ‘Muertos todos, como ovejas’; y supongo escuchar entonces el nombre de su aldea pero luego entendí que la matanza era una sola... Por algún verano y ya la cuenta era impagable, mi viejo vendió su Buick ’30 y compró otro más barato que al traerlo salimos en familia a la vereda. Un par de vecinas nos miraban,  mi hermana me llevaba de la mano y esa vez mis padres se abrazaron; mi mamá con un saquito azul mal abrochado, mi viejo al levantarme más allá de su sonrisa gardeliana y al abrir una puerta del auto '29 aquel asombro de paquetes hasta el piso.

-¿Visitaste a don Simón, Pablo?
-.Sí, y traigo pilchas para la cría.

       ¡Y qué lindo sería que aquello no fuera otro invento de mi nostalgia! Porque al fin, en esta recordación amotinada don Simón llegaría del potrero que nos unía al barrio de los Pecosos, margen de la civilización, y el paisaje por donde el cuentenick ruso esquivaría cardos, hormigueros gigantes y su grasiento sombrero embestiría contra el sol enfurecido de febrero. Cargando su mochila repleta sin claudicar por dolores de pie ni sudores de entrepierna,  y acaso conteniendo alguna lágrima por alguna mujer de su lejano pueblo de nombre impronunciable. Y sí; don Simón llegaba de lejanas orillas, de recodos y paisajes a su antojo porque a él, todo rumbo al fin lo llevaría.

       Al casarse mi hermana en la fiesta probé un sorbito de anís que me diera a escondida  don Simón, que se quitó el saco en esa reunión de poca gente para bailar con la novia. Y yo mismo hoy sería diferente de no recordar a mi viejo Pablo, - que esa noche anduviera con la sonrisa bastante cajoneada-  y a don Simón tomarse de los hombros para entonar juntos un tanguito cualquiera para pasar el rato. Y tal vez el ruso lo animara estirando sus tiradores colorados y por lo bajo nombrarle alguna pupila del quilombo de Dock Sud y otros alborozos. ¿Qué orgullos y nudos atarían esos dos tipos para entenderse y hasta sentirse idénticos? Y no sería tan sólo porque a don Simón también le gustaban mucho las minas.

- ¿Qué te molesta del peronismo, Pablito?
- Vos sabés don Simón, yo soy radical irigoyenista...
- No seas otario; y olvidate del uniforme de Perón si hoy la gente compra más. .

      Y mis andanzas por esa frontera de donde surgía don Simón a la hora de la siesta, son apenas; cruza un carro cachaciento, lejos vuela un gorrión y nada es más interesante para ser contado. Si al fin yo siempre anduve rutinas donde lo deslumbrante acontecía a los otros; jamás hice un gol sobre la hora, ninguna reina de belleza desfloró mi inocencia ni guardo ocupaciones que valgan divulgarse. Cien veces crucé el mismo escenario sin ser mirado nunca, y así don Simón y mi viejo me retraen a su comedia: cuentenick ruso soportando tanta cuenta impaga, masacres familiares o hacerse millonario sin volver a su aldea; y su  amigo y compinche, Pablo el taxista enredado perpetuo con mujeres del vecino, fugitivo cuando fuera la revolución del treinta y cada tanto, rajar del domicilio si le venía la mala. Tal vez por esos vuelvan don Simón por encima del Danzing o el Moldava y mi viejo, eligiendo la mejor camisa para sumar en la tarjeta amarilla, juntos otra vez y putañeando en el paraíso con virgenes infernales. Y entonando en hebreo arrabalero ‘para mí eres divina’, en trío y cada noche de joda con San Pedro (dic.012)

Eduardo Pérsico -Argentina-