martes, 26 de junio de 2012

KALUNGA


Ella vino del bosque
y confundió
las estrellas con las luces de la ciudad.

En la ciudad
sus ojos eran dos estrellas.

Y en el corazón de muchos hombres
no brillo otro sol,
sino la linda hija del soba
que vino de las tierras de Lunda
y vivía en el musseque de Sambizanga.

Pero sus ojos confusos
descubrieron en la ciudad
un mundo diferente,
donde su alma era encerrada
en los navíos que llevaron del Congo
los hombres sobre el mar.
¡Kalunga! Muerte.

Aquella ciudad era un mar,
era su muerte.

Y en la ciudad brillante
que es un mundo, un mar,
¡Kalunga!
donde en cada calle parten navíos
lejos de cada hombre,
perdió dos estrellas:
los ojos
de la linda hija de un soba de Lunda.


Agostinho Neto (1922 - 1979) Angola
Publicado en la revista La Urraka 29


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