miércoles, 21 de marzo de 2012

V

Atila galopa
arañando rescoldos
y arrasando la plétora del desfiladero,
como vértice
como ariete,
como cometa imparable.

Pensando
en profusos,
en luengos tiempos,
en los innegociables años de la edad,
nací, pensó, para amueblar la intemperie.

Y pensé muchos años ser el Sancho de Atila
el rey huno de mi ser
y me dije:
pueden los relojes grises navegar viento en popa y a toda vela.
Y pasan las hojas blancas.

Y del taladrado sudor,
el olvido.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ-Mérida-

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