viernes, 16 de marzo de 2012

SEMBLANZA DE UN HOMBRE TRISTE

Ese hombre triste posee la virtud del poeta:
piensa mientras comparte una cerveza en la taberna del pueblo.

A la seis de la tarde se levanta
observa la amenaza fría del diluvio suspendido y piensa.

El vagabundo baila frente a la tienda
se acuesta el perro en medio de la calle
el hombre triste piensa.

En sus ojos se adivina un lunar siniestro
la mujer le arregla la manga de la camisa,
y él parece distraerse con la voz altisonante de algún radio:
"Es que me emputa que esa habladuría sobre el reinado popular -dice-
de aquí a diciembre no se hablará de otra cosa".

Cruza la calle hasta la tienda,
pide un patacón, un pedazo de queso.
Sigue pensando mientras come
y sus ojos se van tras la distancia,
más allá de la última calle,
en un atardecer igual de triste a él
y a la esencia espesa y turbulenta de las ideas que calla.

RUTH PATRICIA DIEGO SUÁREZ-Colombia-

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