domingo, 18 de marzo de 2012

PRÓLOGO AL LIBRO A BOCA DE PÁJARO DE LILIANA CAMPAZZO

No es un pájaro en especial el que presta su boca al grito que es este libro. No es una gaviota, un choique, una martineta, una avutarda, ni un gorrión. Es un pájaro que no es un pájaro en particular y sin embargo es todos los pájaros que hay.
Un libro-grito de viajes que pajarea y lo hace tanto "a boca de jarro" como a "vuelo de pájaro".
Digo grito de viajes porque la una se mueve y captura los lugares de los que es visitante y habitante a la vez. Los viajes hacia afuera y hacia adentro. El viento, el sol, las piedras, el polvo y los chispazos, vienen, se van, acompañan, suben y bajan de la boca del pájaro rutero. Su vuelo es rasante hasta tocar con el pecho el camino y también el no-camino. Esa "ruta de piedra y pozos / se parece a la vida / dura tosca".
Esa una de la que hablo, es la pájara que se sube al "forká" que cabalga para dejarse ir y siempre volver, con piedras para traer a la casa. Piedras como tesoros y fotos, como alimento y peso o contrapeso. Piedras que no pueden volar.
El destino no importa, sí la vuelta a la casa -la casa de la una no es cualquier casa-, sí el viaje, el movimiento de la una hacia donde se encuentra consigo misma. Una frente a una.
Y los chispazos de pájaro, los instantes felices de pura e insondable libertad. ¿Acaso la felicidad no es un chispazo de pájaro? ¿No es posible pensarla como la suma de esas instantáneas donde nos sentimos con las alas desplegadas y sostenidos por una inexplicable corriente de aire que libera nuestros pies del suelo?
¿No son, acaso, esos momentos en que los ojos capturan el vuelo de otros pájaros, en que los nuestros son también los de un pájaro?
Chispazos. Golpes de luz. Brillos enceguecedores y reveladores a la vez, de la libertad y la felicidad que alimentan lo vital.
De esto se trata el grito: la boca abierta de un pájaro que nos muestra un mapa sin destino, con rutas para llegar a los lugares que importan, aun con sus piedras.

La voz de Campazzo es insoslayable para las letras patagónicas. Su poética es original, fuerte, de exquisito cuidado con la palabra, sus significados y significantes.
Celebro este libro-grito con el orgullo de un lector que admira y disfruta de una de las mejores poetas de la región. Celebro con un chispazo en la boca.

Rubén Eduardo Gómez

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