domingo, 4 de marzo de 2012

POEMA

A LA MUERTE
La vida, hado y gemido,
la muerte la pura paz,
en su sueño inefinido.

A la muerte que afila su guadaña
nos asombra y la vemos con espanto,
creemos que morir es un quebranto
cuando sólo es final de una campaña.

Llegamos de la tierra y de su entraña,
la misma nos espera, el Campo Santo,
el mundo casi siempre es sólo llanto
y el dolor cual su sombra te acompaña.

Qué juicio nos envuelve tan extraño:
la muerte nos aterra crudamente
cuando la vida nos legó su daño.

Su presencia afrontemos frente a frente,
porque ahuyenta el dolor y el desengaño
brindándonos su paz eternamente.

Del libro Nostalgia de MANUEL CONEJERO GONZÁLEZ-Madrid-

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