lunes, 19 de marzo de 2012

LA ORACIÓN DEL PADRE AMARO

-Ingenuo cura de pueblo portugués del pasado siglo-

Perdóname maestro,
toda la culpa es mía.

Conocí el placer sexual
tan delicioso
de un amor limpio
cual tu Magdalena
en un Israel santo e impío.

Amor fugaz, no vergonzoso,
fue pantera
en mi altar humilde.

Y repito aún que la deseo
como una playa sedienta quiere arena.

Jesús perdona que me atreva
a gritarte
que de haberla conocido
la hubiera amado
en primavera.

Me besó en el atrio con ternura
y clavó en mi alma
la suya, inocente y pura
la llevé a la sacristía
hablamos
de amor
-ella sonreía-.

Y surgió en mis carnes lúbrica pantera.

La poseí con gran ternura,
perdóname señor, haber besado
una mejilla tan inocente y pura.

JOSÉ ENRIQUE PUENTE-Estados Unidos-

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