sábado, 24 de marzo de 2012

LA INOCENCIA

Cuando el zagal dormido...,
sólo pensaba en jugar;
creyendo que de los cielos
venía el bendito pan...

Y odiaba a los deberes
maldiciendo aquel luchar,
temeroso de las reglas
impuestas por mis papás.

Yo cazaba mariposas
sin llegarme a preocupar,
las muchas necesidades
de mi triste humilde hogar...

Me importaba más un nido
y los monótonos piar
de sus polluelos cautivos,
que mis días sin cenar...

¡Libremente sin problemas
con mi plena libertad,
topé con la telaraña
que atrapa a la humanidad!

Y comprendí que la vida
no era coser y cantar...,
que para hilvanar tan solo,
... tenemos que trabajar.

MANUEL HILARIO IBÁÑEZ-Sanlúcar de Barrameda-

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