viernes, 9 de marzo de 2012

INCOMBUSTIBLE DESTINO

Hojas de árboles caídas
sobre el asfalto sin alma.
Otoñal y fría calma
en la mente enrarecida
que dibuja sin saberlo
cicatrices
de las más viejas heridas
sobre la piel. Un sol
dulzón de amarilla miel
se posa en las manos frías
que sobre el blanco papel
se encuentran como escondidas
sin las palabras que poner
de la idea retorcida
que atornilla al padecer
a cada vuelta del día.

Fue un juego para querer
aunque querer perdería.
Ya, no hay nada que perder.

JOSÉ LUIS MARISCAL-Horcajo de Santiago (Cuenca)-

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