Por mirarte de frente, he descuidado
la otra zona de inmóvil catarata
emanando en los hombros, serenata
del tacto adormecido, o ignorado.
Tu espalda es anatómico teclado
de gritos reprimidos, la sonata
que está por escribirse, y te desata
temblor en el silencio encadenado.
Tienes todas tus zonas al alcance,
menos la espalda. Qué gentil romance
te aguarda en estos labios que se ofrecen,
en estos dedos que a los cien senderos,
en tan amplia llanura forasteros,
por ser conciudadanos languidecen.
FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO-Los Angeles-
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