jueves, 22 de marzo de 2012

EL DESPERTAR

Al recobrar la conciencia lo primero que lo abrumó fue el intenso hedor de la carne putrefacta. Abrió los ojos con dificultad, pero un líquido espeso no se lo permitía. Alzó la mano para despejarse la mirada, levantándose ansioso por descubrir dónde se encontraba.
Cuando tuvo una visión de la periferia quedó perturbado. Estaba dentro de un ancho pozo de tierra, junto a trozos de carne, huesos y órganos que parecían ser de un animal. Le costaba erguirse por el agudo dolor de huesos y músculos, y por las heridas sangrantes de la piel. Se miró con asco, notando que estaba cubierto por una sangre oscura que se mezclaba con la suya propia. Se sentó nuevamente en el suelo intentando recuperar la cordura. No recordaba quién era, cómo había llegado allí, por qué estaba desnudo, herido y cubierto de sangre animal. Levantó la cabeza al cielo para gritar su ansiedad, pero lo que salió de su boca fue un fiero rugido que logró alarmarlo. Se envolvió la garganta con las manos, temblando de miedo, pero intentó controlarse para no entrar en pánico.
Un extraño olor comenzó a colarse entre la putrefacción, agudizó el olfato intentando percibir más de aquel dulce aroma que le calmaba los nervios. Se levantó buscando la fuente de la fragancia, sintiendo cómo la sangre le fluía por las venas. Con agilidad escaló las paredes del pozo ayudado por raíces y piedras, saliendo en cuestión de segundos a la superficie, encontrándose con un inmenso paisaje devastado. Lo que en algún momento debió ser una selva lleva de vida, ahora era un desierto árido y muerto, con una serpenteante carretera en medio que salía de la montaña y se perdía en el horizonte. En un punto de la vía una nube de tierra se extendía al cielo. Algo debía pasar cerca de él continuando su camino por la carretera.
Se dirigió presuroso al borde de la calzada, dispuesto a encontrarse con el objeto que se acercaba. Esa era la fuente del aroma, de aquella dulce fragancia floral que aplacaba sus miedos y lo ayudaba a pensar con claridad. Despertando en él un profundo deseo.
Hacia ella se dirigiría y no se apartaría de su lado hasta entender lo que le sucedió.

Jonaira Campagnuolo(Venezuela)
Publicado por la revista digital Minatura 117

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