jueves, 8 de marzo de 2012

DAVID Y JONATÁN

Angustiado estoy por ti, Jonatán. ¡Con cuánta dulzura me
trataste! Para mí tu cariño superó el amor de las mujeres.
2 Samuel, I:26

Elegida la noche como suerte,
se acometen dos cuerpos en la ría:
lleva lanza el primero, y desafía
el femenil reposo del más fuerte.

Transitada la grupa se convierte
en laberinto de dulzura impía.
La estrella del Monarca, pronta guía
ajena al descalabro de la muerte.

Son fétiles las bocas de sus nombres,
en el albazo de tierra santa,
donde la sed y la oración imperan.

Las arenas audaces aglomeran
la validez que en su deseo canta
un Jordán lascivo entre los hombres.

Del libro ¿Heredarás el reino...? de RUBÉN FAÍDE BRAÑA-Cuba-

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