miércoles, 7 de marzo de 2012

BARRANCO DEL LOBO

Verde viento.
Chasquido
de secas ramas.
La madrugada subía
por un pentagrama malva.
La luna roja encendida
entre nubes azuladas
miró al Barranco del Lobo.
La luna se desangraba
por los chasquidos
de espanto
de los gritos y las balas.
San Miguel
su espada de oro
con filigranas bordadas
abrazó mientras rezaba.
Tembló el viento
tembló el agua
tembló la muerte un instante.
Después...
se quedó la luna blanca
sin ya más sangre que dar
de sus marmóreas entrañas.

JOSÉ LUIS MARISCAL-Horcajo de Santiago (Cuenca)-

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